Sin duda, una de las mejores noticias del año en el ámbito golfístico, es la calificación de María Fassi al LPGA Tour a partir de la temporada 2019, a través de la LPGA Q-Series, torneo que sustituyó a la tradicional Q-School, o Escuela de Calificación.

Con cuatro primeras rondas de gran nivel en el campo Pinehurst #6 y otras cuatro en Pinehurst #7, en las que dejó notar su nerviosismo y la intensa presión a la que son sometidas las jugadoras que participan en este torneo, a María le alcanzó para concluir en el lugar 32 y ser una de las 48 jugadoras —45 más empates— que tendrán algún tipo de exención para jugar en la máxima gira femenil del planeta.

El torneo para determinar quiénes califican al LPGA Tour es un auténtico tormento, ya que consta de ocho rondas en un lapso de 11 días; cuatro de jueves a domingo en un campo, y cuatro consecutivas más, a partir del siguiente jueves en otro campo. Como suele suceder en las diferentes escuelas de calificación de la gira profesionales del mundo, el éxito y el fracaso en estas rondas pueden significar la posibilidad o no de conseguir un medio de vida para el siguiente año, ya que aquí no estamos hablando de golfistas millonarios que pueden darse el lujo de un año sabático mientras recuperan su nivel de juego.

Para María, la serie inicial tuvo un comienzo dubitativo, pero después fue implacable con el campo de golf. Una primera ronda de 76 (+4), fue totalmente borrada con tarjetas de 69, 68 y 69, ascendiendo hasta el sexto lugar de la clasificación con 6 bajo par, lo que nos permitió en Par 7, darnos el lujo de anunciar que era inminente su paso a la gira profesional.

No obstante, los siguientes 72 hoyos fueron una auténtica pesadilla para Fassi. De nuevo, inició con un 76, pero aquí no hubo recuperaciones mágicas; su sexta ronda fue de 74, y las dos últimas de 75 impactos, convirtiendo el extraordinario 6 bajo par en un sufrido 6 sobre par.

Definitivamente, no fue por un campo más complicado o por condiciones que dificultaran el juego. Fue el simple nerviosismo de una joven con extraordinarias facultades, enfrentándose por primera vez a la presión de una demandante carrera profesional. Sus 12 golpes sobre el par de campo de las últimas cuatro rondas superaron por 24 a los logrados por la campeona coreana Jeongeun Lee6 (no es error de dedo, su apellido incluye un número; para mayor explicación ver la sección de Approach) y ninguna de las otras 47 calificadas tiró más golpes que ella en esa fatídica segunda mitad del torneo.

Por supuesto, María tiene madera para superar los escollos de la presión que le imponga el golf profesional, y no tengo duda de que ya le veremos buenos resultados a principios del próximo año.