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Agradecer a ganadores extranjeros

Fernando de Buen



Hideki Matsuyama, entre los muchos campeones extranjeros que hoy triunfan en los Estados Unidos.

Gracias a un lector imbécil que opinó sobre el triunfo de Hideki Matsuyama en la crónica de www.pgatour.com, pude alcanzar la inspiración para escribir esta editorial. Ese redneck, bajo el seudónimo de kellyhawkinssucks escribió: «¿Podremos tener este año a un ganador que realmente hable inglés? O nadie en Argentina o Japón intenta aprender nuestra lengua?» Sin duda, si tuviera la oportunidad, este tipejo votaría por Donald Trump en las próximas elecciones.

Pero ese no es el tema. El tema es que ya no queda una sola gira profesional de golf en los Estados Unidos donde forzosamente manden los jugadores de dicho país. Y esa es una gran noticia.

Efectivamente, este año hemos visto en el PGA Tour a dos ganadores extranjeros en 2016. El primero de ellos, el argentino Fabián Gómez, quien ganó el Sony Open en Hawai, y el segundo en Arizona, el ya mencionado Matsuyama. Aclaremos que no es para tanto, ya que también han ganado tres estadunidenses en el lapso señalado: Jordan Spieth, Brandt Snedeker y Jason Dufner.

Estas victorias no deben sorprendernos, pues muchos de estos jugadores foráneos se terminaron de forjar en universidades estadunidenses y han competido por años con colegas que hoy militan en la gira mayor de dicho país. Un buen ejemplo son todos los mexicanos que han triunfado en el ámbito internacional, pues con excepción del Camarón Rodríguez y Sebastián Vázquez, prácticamente todos los demás han pasado por el tamiz colegial de nuestros vecinos del norte.

Si bien el todo el éxito comercial del PGA Tour no depende de las hordas extranjeras, sí se ha beneficiado en gran medida de la expansión comercial provocada por todos los jugadores de otras naciones que han decidido probar suerte en dicha Gira. Países como Sudáfrica, Irlanda e Irlanda del Norte, Japón, Australia, Argentina, Canadá, España, Reino Unido y México, entre muchos otros, le han dado incontables horas de audiencia a los torneos de su calendario, gracias a la participación de sus coterráneos.

En el LPGA Tour es otra historia, y si bien el éxito de las jugadoras orientales encabezadas por las coreanas, no goza de grandes simpatías entre los fans norteamericanos, es un hecho indiscutible que la sobrevivencia de la organización ha dependido en gran medida de los triunfos asiáticos, lo que ha generado inversionistas en gran parte de ese continente. El calendario 2016 del circuito incluye torneos en Tailandia, Singapur, China (2), Malasia, Corea del Sur, Taiwán y Japón. Y por si no fuera suficiente, también incluye torneos en Bahamas, Australia, Canadá (2), Francia, Reino Unido y México. En pocas palabras, la solvencia económica de la Gira femenil depende en buena medida de los triunfos de sus jugadoras extranjeras. Así las cosas, los fanáticos yanquis deberían agradecer por cada victoria foránea, pues es la motivación que atrae dólares del exterior a su deporte favorito.

Hace poco más de un año hice notar la increíble invasión de jugadores gringos en el PGA Tour Latinoamérica (PGAL) y el levantón del nivel de juego del circuito que surgió desde su llegada. Estos golfistas no han encontrado espacios disponibles en el Web.com Tour (WCT) y la opción latinoamericana es la más accesible, a menos que decidieran probar suerte en Canadá, Asia o Europa. Pues bien, los latinos se han sabido defender y muchos de ellos han ocupado los espacios para ascender al Web.com. Como consecuencia de este duelo entre los de barras y estrellas contra los latinos, la distancia de calidad de juego entre PGAL y WCT se ha acortado en forma dramática. Hoy en el WCT cada vez son más los latinos que consiguen victorias. De mi editorial pasada

Yo solo quise agradecer a quienes llegaron hasta el final de mi anterior participación en este espacio pero, para mi sorpresa, recibí varios correos más que apreciables de lectores que no solo se decidieron a leer mis amarguras (enlace al artículo en cuestión), sino que se tomaron la molestia de enviarme unas líneas en apoyo a mi opinión sobre los temas políticos y económicos de este país, pero también a favor y en contra de mi propuesta del «voto educativo», que levantó polémica, por decir lo menos. Quisiera citar los nombres de estos amabilísimos lectores, pero afortunadamente —digo yo, por razones obvias e inmodestas— el espacio no lo permite. Solo darles las gracias y desear que estas líneas sigan siendo de su interés y del de todos los maravillosos lectores de este semanario.

fdebuen@par7.mx