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La (difícil) tendencia del LPGA Tour

Fernando de Buen



Lorena Ochoa

En el número 156 de Par 7 online (1° de sep.), tuve el atrevimiento de publicar un artículo titulado: «¿A quién le interesa el LPGA Tour?», texto que no estuvo lejos de la polémica, sobre todo, ante la inminencia de un evento tan importante como el Lorena Ochoa Invitational, que se celebrará la próxima semana en el Club de Golf México.

En aquella ocasión, diserté sobre el obvio desinterés que ha mostrado el público mexicano por los eventos de dicho circuito, como consecuencia de tres factores primordiales: no existe empatía entre nuestros aficionados y el sinnúmero de ganadoras orientales en el Tour, a quienes reconocemos con cierta dificultad y sufriendo lo indecible por recordar sus nombres; salvo contadas excepciones, al Tour le hace mucha falta el atractivo visual que tienen el tenis femenil y otras disciplinas; finalmente, el retiro de Lorena, tras tres años de una fiesta inolvidable, nos ha dejado una cruda que ninguna otra golfista mexicana nos ha podido curar.

Ahora bien, el mal que aqueja al golf profesional femenil ante el público mexicano no es exclusivo de esta tierra. En los Estados Unidos sucede exactamente lo mismo y la proporción de torneos que se celebran en dicho país, en comparación con los que se organizan en el extranjero, es cada vez menor.

A modo de ejemplo, en el calendario 2009 —elegido al azar— se llevaron a cabo 30 torneos, 11 de los cuales fueron organizados fuera del suelo estadounidense, correspondiendo cuatro al continente asiático: Tailandia, Singapur, Corea del Sur y Japón. En este 2014, habrá 33 eventos, 15 de los cuales se habrán llevado a cabo en países extranjeros, con ocho celebrados en Asia. Hace cinco años, los torneos fuera de Estados Unidos sumaban el 36.6%; este año el porcentaje aumentó al 45.45%. Los eventos asiáticos pasaron del 13.33% al 24.24%.

¿A qué se deben estos cambios? Cualquiera podría pensar que no son otra cosa que el efecto de la globalización, pero la verdad es que esa simple teoría está —a mi juicio— bastante lejos de la realidad. En mi muy humilde opinión, la expansión del LPGA Tour a través del mundo, obedece a dos razones principales: a la pérdida de interés en los Estados Unidos, como consecuencia de la falta de estrellas que puedan estar acompañadas por una sólida campaña de mercadotecnia; y, a la enorme popularidad que este deporte está generando en territorio asiático, gracias al extraordinario papel de sus exponentes.

Se trata de lógica elemental. La notoriedad de un deporte en determinado país, aumenta desproporcionadamente cuando un connacional destaca en el mismo, a la vez que disminuye cuando no hay un exponente del país en cuestión. Ejemplos sobran: ¿qué sería del ráquetbol en México sin nuestra campeonísima Paola Longoria?, ¿qué sería del taekwondo sin los muchos campeones mexicanos?, ¿quién seguiría los clavados sin nuestros ganadores? O el más reciente de estos ejemplos: ¿quién se interesaría por el tiro con arco, de no haber sido testigos de los excelentes resultados por parte de los nuestros en los últimos años?

Tampoco podemos soslayar que el LPGA Tour es, antes que nada, un negocio y debe ser altamente lucrativo para asegurar su permanencia. Después de la tremenda crisis que vivió bajo la comisionada Carolyn Bivens, quien lejos de ampliar los horizontes de la organización, hizo que temblarán sus finanzas —como consecuencia de una desmedida ambición que provocó el retiro de muchos torneos—, el actual mandamás Michael Whan ha recuperado las arcas del circuito, pero teniendo que aceptar periodos de hasta siete semanas fuera de los Estados Unidos —el periplo asiático que estamos viviendo— o vendiendo un inmerecido título de torneo major al Evian Championship, a cambio de una millonada de euros.

Tan simple como esto: el LPGA Tour estará dónde esté el dinero, y el dinero estará dónde están las ganadoras que hacen al deporte más popular. Mientras las hordas asiáticas continúen dando triunfos, el circuito femenil mantendrá o aumentará su presencia en dichos países. Si no hay triunfos de locales en terreno propio, disminuirán los ratings de las trasmisiones, dificultando su comercialización y poniendo en riesgo su supervivencia.

Lejos de mejorar, la situación tiende a volverse más difícil. Los resultados en los últimos años nos señalan que cada vez son menos las ganadoras estadounidenses y más las asiáticas. Por si ello fuera poco, año con año aumenta el número de jugadoras de este continente y, de continuar la tendencia, en unos años más las orientales superarán a las locales.

Mientras ello sucede, si no hay planes para viajar a la Riviera Maya y estar presentes en el OHL Classic at Mayakoba, sería bueno darse una vuelta por el bellísimo club de Tlalpan y, más allá de banderas y apariencias, disfrutar del extraordinario golf que nos brindarán estas jugadoras.

¿Y si ganara Lorena?

fdebuen@par7.mx