La Joya, Califorina. Faltando dos hoyos por jugar del U.S. Open 2021, el vasco Jon Rahm estaba un golpe debajo de Louis Oosthuizen. Su salida al búnker a la derecha del fairway en el penúltimo hoyo no fue un buen augurio para alguien que requería de dos birdies y un error del líder para llevarse el triunfo. Su sacada fue muy buena y su bola reposó a 25 pies del hoyo. La caída era muy pronunciada de izquierda a derecha y el toque delicado. La dócil bola pareció seguir las instrucciones y suavemente se depositó en el hoyo, provocando un estruendo del enorme español.

Llegó el 18 y con él una buena salida que recorrió 321 yardas al lado izquierdo del fairway. Su errático segundo voló otras 230 y aterrizó —literalmente por lo de tierra— en el búnker de la derecha. Su tercero se excedió en protección y la bola quedó más arriba y a la derecha de lo que él habría deseado, a 18 pies del hoyo. Tras analizar el tiro desde todos los ángulos posibles, ejecutó un perfecto putt en la trayectoria deseada, dejando que la velocidad del pasto y la gravedad hicieran su labor. La bola desapareció de nuevo en lo profundo del hoyo. Jon estalló en júbilo, celebró a lo grande, el público gritó con él y salió del green 18 de Torrey Pines con su bebé de 3 meses en brazos, esperanzado de lograr el triunfo. Su 67 (-4) final lo colocaba con 6 bajo par, un golpe menos que el sudafricano, quien muy rápido se enteró de los birdies finales de Jon.

Poco antes, había culminado una debacle de otro gigante, Bryson DeChambeau, quien había comenzado la ronda final con 3 bajo par y había conseguido dos birdies, sin errores, en los primeros 10 hoyos. Parecía imbatible, más aún con la experiencia de haber ganado este torneo en 2020. Pero, a partir del hoyo siguiente, el bellísimo campo ubicado en La Joya, San Diego, le enseñó las uñas y se ensañó con él. Bogeys en el 11 y 12, doble-bogey en el 13, tres pares más y llegó al 17. Su salida se fue a la barranca de la izquierda, se castigó y su tercero terminó en el rough junto al green, su cuarto fue un shank monumental al rough en el lado opuesto del green; en el quinto se quedó corto, con el sexto se subió al green e hizo dos putts para un horripilante 8. Cerró con par, firmó para 77, acumuló +3 en el total y cayó al lugar 26.

Fue uno de los 10 aspirantes al triunfo con diferencia de un golpe en la parte media de la ronda dominical. Uno a uno se fueron desmoronando en los hoyos finales. Entre ellos, Brooks Koepka (69, 4º), Collin Morikawa (70, 4º), Paul Casey (70, 7º), Rory McIlroy (73, 7º), Xander Schauffele (71, 7º) y el colíder de la tercera ronda, el canadiense Mackenzie Hughes, quien se desplomó con 77 al lugar 15.

Parecía que Oosthuizen saldría avante, hasta que llegó al hoyo 17.

Sabiendo que requería de un birdie para el empate y forzar la muerte súbita, quien fue impasible en los primeros 16 hoyos dudó en la salida del peligroso par 4, jaló su bola y esta terminó en la zona de penalidad. Su tercero quedó a 10 pies del hoyo y falló el par, forzándose a buscar el águila en el 18. Encontró el rough con su driver y le fue imposible buscar el green; lo hizo en su tercer golpe, desde 69 yardas. Metió el birdie, solo para su consuelo personal y el subcampeonato en el torneo más difícil del calendario. Firmó para 71 y sumó 5 bajo par, un golpe más que el español.

Cuando Rahm se enteró que había ganado el torneo, cargó a su hijo y le dijo: