En mi anterior editorial, con el mismo título, escribí sobre lo que podría significar para el propio Carlos Ortiz, su brillante triunfo en el Houston Open, rompiendo una racha de 42 años sin victorias de mexicanos en el PGA Tour. Dividí la respuesta en dos partes y, en esta segunda, escribo sobre lo que significa su triunfo para el golf mexicano.
Para México, un sueño cumplido
Desde el 16 de julio de 1978, fecha en la que el tijuanense Víctor Regalado ganó el Ed McMahon-Jaycees Quad Cities Open —hoy John Deere Classic—, México había esperado infructuosamente por un nuevo triunfo en el PGA Tour. Antes que él, otro tijuanense, César Sañudo —a quien no le hemos sabido dar el lugar que merece en la historia del golf mexicano— ganó el Azalea Open Invitational de 1970, y el propio Regalado ganó en 1974 el Pleasant Valley Classic. Pudo haber un tercer triunfo en las alforjas de Víctor, pero en 1981 cayó en desempate en el Quad Cities Open.
Se dice fácil, pero la noticia que Carlos nos dio el domingo tardó demasiado en llegar. Quien más cerca estuvo de regalarnos un triunfo fue el mexicalense Esteban Toledo, quien logró dos subcampeonatos en el PGA Tour, el primero de ellos en el BC Open de 2000 y, el segundo, en el Buick Open de 2002.
Desde hace más de una década, La Federación Mexicana de Golf (FMG) se propuso desarrollar un proyecto permanente de apoyo a los niños y jóvenes golfistas con grandes cualidades para triunfar, buscando prepararlos mediante programas de alto rendimiento, para que puedan acceder a universidades estadounidenses y, eventualmente, a las grandes giras del golf profesional femenil y varonil. Por supuesto, desde decenios antes de dicho periodo, ya existían las giras infantiles y juveniles y de allí surgieron grandes exponentes del golf internacional, encabezados, obviamente, por la inmortal Lorena Ochoa, quien fue parte de las giras infantiles y juveniles organizadas por la institución. Fue el ejemplo de Lorena, precisamente, la inspiración que dio origen a este programa, que no solo se motivó por sus triunfos, sino también por la larga ausencia de ellos tras el retiro de la mejor golfista del mundo por tres años consecutivos, solo interrumpida en noviembre de 2018, con el triunfo de Gaby López en el Blue Bay LPGA, seguido por el también conseguido por ella en el Diamond Resorts Tournament of Champions, en enero de este año.
A través de esta década virtuosa, en la que hemos vivido triunfos internacionales del propio Carlos, de Abraham, de Gaby, de María Fassi como amateur, de Rodolfo Cazaubón, de Isidro Benítez, y de algunos otros en importantes torneos, todos ellos pertenecientes a diversas generaciones de golfistas que formaron parte de los programas de alto rendimiento de la FMG, queda claro que el trabajo institucional ha dado grandes resultados, pero hacía falta la cereza del pastel, y esa la puso Carlos en el Houston Open.
Un espacio para Abraham
Apenas ayer, disfrutamos y sufrimos el histórico papel de Abraham Ancer en el Masters, formando parte del grupo de honor en las rondas tercera y final, logro que no solo no tiene precedentes en la historia del golf mexicano, sino que era simplemente inimaginable. Abraham tuvo una durísima prueba en esos últimos 18 hoyos, ante un gigante como Dustin Johnson, pero al igual que en su match contra Tiger Woods en la pasada Presidents Cup —donde cayó con la cara en alto, después de haber ganado los cuatro puntos de partidos en pareja—, la experiencia de su muy mala ronda final en Augusta será, sin duda, un amargo trago de madurez que le servirá muchísimo en el futuro.
Nuestro golf profesional pasa por un momento virtuoso y empieza a cosechar los frutos de aquellos arbustos que se sembraron hace algo más de una década en los terrenos de la FMG. Todos quienes han participado en los programas de preparación deben sentirse orgullosos por las respuestas de Carlos, Abraham y Gaby como triunfadores en las giras más prestigiadas del mundo. Por cierto, no serán los únicos, pues otros vienen empujando con una gran fuerza para mantener en alto por mucho tiempo, el nombre de México en las listas de clasificación mundial.