Tiger Woods vivió el peor hoyo de su carrera.
Es el número de golpes que le tomó a Tiger Woods concluir el hoyo 12, par 3, en la final del Masters. Con 158 yardas, cualquiera pensaría que el famoso hoyo es un flan para los jugadores, pero está muy lejos de la verdad. Con vientos casi indescifrables en la parte alta, el golpe puede quedarse corto o visitar el búnker del fondo. Tiger se fue al agua en el primero y en el tercero; en el quinto se fue al búnker de atrás: en el sexto, de nuevo al agua; el octavo —drop desde el mismo búnker—, llegó a la orilla de green y sumó dos putts para el fatídico 10.
Después, le hizo birdie al 13 y cerró con cuatro birdies consecutivos.
Aparte de haberse convertido en el jugador de mayor edad en pasar el corte en el Masters, el alemán Bernhard Langer, de 63 años, tuvo la oportunidad de compartir grupo con Rory McIlroy y Bryson DeChambeau, quienes superaban sus golpes de salida por decenas de yardas. Sorprendido por su distancia, mencionó: «De vez en cuando tenía que decirme a mí mismo, “Deja de mirarlos y juega tu juego”. Concéntrate en lo que quieres hacer—dijo Langer”—.
Vale la pena mencionar que jugando con DeChambeau, el teutón tiró ronda de 71, por 73 del bombardero. Bernhard terminó en 29º lugar (-3), mientras que Bryson lo hizo en el 34º (-2).
En correspondencia con las facilidades que tuvieron los jugadores esta semana en el campo de Augusta National, los promedios resultantes les favorecieron más que como suele suceder cada año. Los primeros nueve hoyos promediaron 35.8510 golpes, mientras que los segundos 35.9007, un total de 71.7517 por ronda. La distancia promedio fue de 7418 yardas (par 72), y hubo 35 águilas, 1122 birdies, 3265 pares, 926 bogeys y 88 dobles-bogeys o más.
El hoyo más difícil de la primera vuelta fue el 5, par 4 de 495 yardas, cuyo promedio fue de 4.2715 golpes; el más difícil de la segunda fue el 11, par 4 de 505 yardas, cuya media fue de 4.2285 impactos.