Más que personal, se trató de un problema derivado de una muy errónea percepción, por parte del PGA Tour, del papel de Par 7 en el mundo del golf mexicano. De acuerdo con los criterios de la organización, el ser un medio digital independiente —sin importar el prestigio ganado durante muchos años— no es motivo para otorgar un pase para que el fotógrafo de la publicación —quien esto escribe en el caso que nos ocupa— pueda realizar su trabajo en la parte interior de las cuerdas —Inside the ropes— que rodean a cada uno de los 18 hoyos.
La enorme diferencia entre estar dentro o fuera de esta línea durante la final del torneo es, simplemente, tener o no la posibilidad de tomar fotografías de los jugadores.
En contraposición con lo anterior, la organización les otorga a las secciones digitales de los periódicos de circulación nacional, todas las facilidades que requieran, incluyendo la posibilidad de que sus fotógrafos estén dentro de las cuerdas durante los cuatro días del torneo.
Lo que me parece a todas luces erróneo, es que la institución crea que la sección digital de un periódico de circulación nacional tenga más impacto entre los golfistas que un medio dedicado por completo a este deporte, que además de sus publicaciones semanales, desarrolla una difusión abundante a través de las redes sociales.
Veamos este ejemplo: el medio X, en su versión digital, tiene un número determinado de lectores cada semana. Su sección deportiva es observada solo por el 20% de los visitantes; dentro de ella, el futbol se lleva el 60%, que no revisan otros temas, el béisbol el 20%, el básquetbol, el 10%, y el atletismo, automovilismo y otros deportes —incluido el golf—, se reparten el 10% restante. ¿Cuánto resulta de dividir el número grande entre 5, el resultado entre 10 y repartir lo que quede con otras cinco o seis disciplinas? Exacto. Prácticamente nada. Comparemos eso con los miles de lectores que reciben Par 7 online cada semana. Aquí no hay dudas, el nuestro es un medio exclusivamente de golf.
Una enorme diferencia entre los medios tradicionales —impresos— y los medios digitales, es que mientras a los primeros solo se les puede medir el nivel de aceptación a través de encuestas, a los segundos se les puede rastrear desde el preciso instante en el que se publican. Estos números no mienten.
Regreso al tema. Durante las rondas de jueves y viernes, solo me concedieron el pase Outside the Ropes y, gracias al grupo de Tiger y Abraham —que acapararon casi la totalidad de la galería, y de quienes solo logré rescatar una foto de Tiger saliendo de un búnker en el hoyo 1—, tuve una libertad casi absoluta para fotografiar a muchos de los grandes jugadores que asistieron al torneo.