Con una actuación sin precedentes en la Copa Mundial de Golf — torneo otrora conocido como la Copa Canadá, que data de 1953—, los mexicanos Abraham Ancer y Roberto Díaz concluyeron la edición 2018 de este torneo en segundo lugar empatados con Australia, pero golpes abajo del campeón Bélgica, representado brillantemente por los tocayos Thomas Pieters y Thomas Detry.

Este torneo —que entre 2000 y 2006 fue parte de los Campeonatos Mundiales de Golf (WGC)—, consiste en cuatro rondas por parejas representando a sus respectivos países, con base en la posición del mejor de cada dueto en el ranking mundial. Las jornadas primera y tercera se juegan a bola baja (four ball), mientras que la segunda y cuarta es por golpes alternados (foursomes).

El comienzo de los nuestros fue un tanto flojo —67 golpes—, que apenas alcanzó para el lugar 20 entre 28 participantes.

El 70 que lograron en su segunda salida, les permitió ascender varios lugares, ya que las condiciones del clima estaban complicadas y fueron los mejores en el campo situado en South Oakleigh, en la ciudad de Victoria.

Su tercer recorrido fue de 65 impactos, solo superado por cuatro parejas, con lo que ascendieron al segundo lugar, empatados con Corea del Norte, a cinco golpes de los líderes belgas.

En la final consiguieron un extraordinario 66 —siete birdies por un solo bogey—, tarjeta que solo fue superada por daneses y australianos, quienes fueron mejores por un solo golpe. El esfuerzo les redituó el subcampeonato (compartido con Australia) con acumulado de 20 bajo par.

La pareja belga resultó un hueso demasiado duro de roer, logrando los Thomas sendas rondas de 63 en bola baja, aunadas a las de 71 y 68 en bola alternada. En la final, a pesar de un bogey en el hoyo 2, le hicieron águila al 4, y birdies al 7 y 9. Los nueve hoyos finales fueron un vaivén donde sus birdies en los hoyos 11, 14 y 16, tuvieron bogeys en los hoyos subsecuentes. Un magnífico birdie en el 18 fue el inicio de la celebración de los campeones.

Sigue el periodo virtuoso de nuestros jugadores. Ojalá no terminara nunca.