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La buena suerte del WGC-México Championship

Fernando de Buen



Probablemente fue hace año y medio, pero no recuerdo la fecha con exactitud y, dicho sea de paso, no tiene demasiada importancia. Durante una conferencia de prensa, el entonces comisionado del PGA Tour, Tim Finchem, y el director de Televisión Azteca, Benjamín Salinas Sada, firmaron el contrato por siete años para la realización en México del WGC-México Championship. Un representante de los medios que estábamos allí reunidos le preguntó a Salinas Sada acerca de cómo le haría la organización televisiva para generar ingresos, tras la estratosférica oferta —16 millones de dólares anuales— con la que le arrebataron el torneo al insoportable Donald Trump. Con una sonrisa franca, Benjamín Salinas respondió algo así como (cito de memoria): Somos televisión y nos dedicamos a crear espectáculos. Haremos un espectáculo de este torneo y sí, será un buen negocio.

Me queda claro el gran esfuerzo del Grupo por darle una enorme difusión a este importante campeonato, pero debo decir que el que nos ocupa fue de los más emocionantes torneos del orbe en los últimos años. Ni en el más guajiro de sus sueños, el heredero del consorcio televisivo-comercial del Ajusco habría esperado una ronda final que superó a cualquier guion de película.

Con los españoles Sergio García y Rafa Cabrera Bello, más el veteranazo Phil Mickelson dentro del top-5, era lógico esperar interminables galerías en los grupos finales y un público que dividió su afición entre los ibéricos y el californiano. Los gritos de «Rafa, Rafa, Rafa», «Olé, olé, olé, Sergiooo, Sergiooo», o «Phil, Phil, Phil» —éstas últimas repetidas constantemente como golpes de tambor—, acompañaron a los tres a través de los 18 hoyos, especialmente al llegar al espectacular 17, rodeado en la mayoría de su perímetro por enormes estructuras rentadas por los principales patrocinadores del torneo, más un público que no dejó un centímetro disponible sin ocupar.

Pero, afortunadamente los jugadores, con la complicidad de los dioses del golf, pusieron de su parte para llevar la emoción al límite.

Desde el hoyo inicial, Cabrera Bello, que salió en el penúltimo grupo a dos golpes del líder indio Shubhankar Sharma, embocó un águila desde el búnker para empatar el liderato. Minutos después, con birdies en los dos primeros hoyos, Mickelson y Tyrrell Hatton se le unirían al español en la posición de honor, dando lugar a un duelo de intensidad indescriptible a través de toda la ronda.

Con el paso de los hoyos, el joven Sharma quedó fuera de combate —su debut en este torneo fue demasiado para sus 21 años—, pero el mejor golfista de los últimos meses, Justin Thomas —quien tuvo en las dos primeras rondas un inicio intrascendente, acumulando apenas el par de campo—, logró 9 bajo par el sábado y, para el hoyo 14 del domingo, con su quinto birdie, ya compartía el primer lugar. Justin tuvo un pequeño descalabro en el escandaloso hoyo 17, perdiendo un golpe, pero cerró el torneo en forma impresionante, embocando un águila desde 119 yardas, con el que llegaba a la casa club con 16 bajo par. El griterío del público en las gradas y alrededor del green del 18 fue ensordecedor.

Minutos antes del cierre de Justin, Phil le descontaba un golpe al par 5 del hoyo 15, y después haría lo propio en el par 4 del 16, para alcanzar a Justin en la parte alta del tablero. Quiso conseguir un birdie más en alguno de los dos hoyos restantes, pero no lo logró, dando lugar a una muerte súbita a la que el inglés Hatton —quien alcanzó la misma suma con birdie en el 14 y águila en el 15— no llegó por no poder lograr un simple par en el 18. Debió conformarse con el tercer lugar que compartió con Rafa.

El desenlace no tuvo la espectacularidad esperada, pero tampoco hizo falta. Justin se pasó del green en la salida y no hizo un buen golpe de recuperación, fallando después su intento de par, segundos después de que Phil fallara su putt para birdie y concluyera con par.

El público se volcó por completo en favor del ganador de 43 torneos en PGA Tour.

Tras la premiación donde acabó de devorarse al público hablando en un limitado, pero aceptable español, Phil pasó a la conferencia de prensa. Allí tuve la oportunidad de hacerle un par de preguntas y rescato en este texto la primera de ellas, donde le solicité un comentario sobre el enlace que surgió entre él y el público que lo aclamó incansablemente. Esto fue lo que me respondió: «Primero que nada, esta semana significa mucho para mí. Me encantó la recepción del público el año pasado; me encanta la forma en la que el público apoya a los mejores jugadores del mundo en este torneo; ha sido increíble. Apreciamos mucho que grupo Salinas haya traído este torneo. Esto amplía el panorama del golf. Ver tanto apoyo por parte de la gente significa mucho.»

En conclusión, no solo se trató de un campeonato llevado al nivel de excelencia en organización y recursos, sino de la feliz coincidencia de que haya surgido en la ronda final un duelo entre cuatro y hasta cinco jugadores, que fueron serios aspirantes al triunfo del WGC-México Championship, con emociones al límite, en un campo del Club de Golf Chapultepec que mantuvo una recia defensa contra las escandalosas puntuaciones por debajo del par, a pesar de que su distancia en relación con la altitud del sitio lo presenta como el más corto de la temporada del PGA Tour.

Las ausencias del Media Center

Como representante de la prensa, tuve la oportunidad de ocupar un sitio en el Centro de Medios durante el torneo, donde constaté que alrededor de mi lugar hubo tres o cuatro publicaciones que no se presentaron ningún día al torneo (más de la mitad de quienes estaban a mi alrededor), lo que me hace imaginar que fueron muchos más los ausentes. Desafortunadamente, estos medios de comunicación, no necesariamente ligados al golf, desperdiciaron espacios esenciales que otros se habrían sentido honrados en ocupar para difundir los pormenores de este torneo. Ojalá que el Comité Organizador y el propio PGA Tour tomen cartas en el asunto y restrinjan en el futuro el acceso a quienes se ausentaron injustificadamente.

fdebuen@par7.mx


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