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Nuestro golf femenil: una generación (casi) perdida

Fernando de Buen

Presiento que el presente artículo no me hará ganar adeptos y sí, en cambio, más de un antagonista. El asunto es claro: con la excepción de Gaby López, Ale Llaneza y acaso Ana Menéndez, la actual generación femenina de golfistas profesionales no tiene ninguna traza de llegar al LPGA Tour y mantenerse allí.

Acabo de revisar con el equipo editorial de Par 7 online los resultados de las actuaciones de las jugadoras mexicanas en la segunda etapa de la Escuela de Calificación al LPGA Tour, conocida por todos como la Q-School. Los resultados han sido una muestra evidente de que todas están muy lejos de aspirar siquiera a tocar las listas de la gira mayor femenil.

Participaron cinco mexicanas y ninguna de ellas alcanzó la tercera etapa. El corte para acceder a la serie definitiva fue de +7 y calificaron 80; Margarita Ramos (+8), terminó en el lugar 83, Regina Plascencia (+9) quedó en el 90, Ana Menéndez (+10) concluyó en el 101, Marijosse Navarro (+15), finalizó en el 142 y Liliana Alvarez (+21) se ubicó en el escalón 166. Ganó la inglesa Georgia Hall, con 12 bajo par.

Debo aclarar que conozco a la mayoría de ellas y, sin excepción, son muchachas extraordinarias, encantadoras y toman su profesión con total seriedad, pero, en la mayoría de los casos —abajo menciono las excepciones—, lo que hasta hoy han demostrado no les alcanza para ser exitosas como deportistas de gira.

Yo separaría a nuestras profesionales dividiéndolas en tres grupos que parecen muy bien definidos.

En el de arriba está Gabriela López —prácticamente consolidada en el circuito grande— y de quien esperamos ya la noticia de su primera victoria profesional. Gaby tiene madera, un carácter a toda prueba y quizá su única debilidad —si puedo calificarla como tal solo para los términos del presente texto— es la falta de experiencia para dar el salto definitivo en una ronda final. Nada más. Sin duda alguna, tendremos a Gaby por mucho timpo en el demandante circuito estadunidense.

En el segundo grupo están Alejandra Llaneza y Ana Menéndez. La primera parece estar por encima del Symetra Tour, pero su golf no le ha alcanzado para mantenerse en el LPGA Tour como miembro de plenos privilegios. Esperanzadoramente, la experiencia de jugar algunos torneos al más alto nivel le sirva para mejorar en su administración de juego y podamos verle resultados más regulares.

Ana, por su parte, ha elegido un camino complicado en el Ladies European Tour, pero gracias en buena parte a un brillante segundo lugar en Tailandia, se encuentra en el lugar 19 de la Orden al Mérito en la temporada. Tiene 26 años y su promedio por ronda es de 72.05. Suma siete torneos en 2017, pasando corte en cinco de ellos.

En el tercer grupo están las demás.

Margarita Ramos es la más sobresaliente de este apartado. Ingresó al Symetra Tour en 2013 y vivió en este 2017 la mejor temporada de su carrera, en la que suma cuatro top-10 en 18 torneos y concluyó en el lugar 33 de la lista de ingresos. En la segunda etapa de la Q-School que terminó recientemente, la capitalina fue la mexicana mejor colocada y se quedó a un solo golpe de la etapa definitiva. Podría llegar a ganar en esta gira e incluso calificar al LPGA Tour, pero necesitará un mejor nivel para sostenerse en el máximo circuito. Su promedio de score fue de 72.33 golpes.

El salto entre Margarita y Lili Álvarez —la siguiente en la lista de ingresos de la temporada del Symetra— es exponencial. La duranguense jugó 16 torneos y concluyó el calendario en el lugar 155, con un promedio por ronda de 75.45. Lili ingresó a la gira en 2008 y acumula en 10 temporadas tres top-10 sin victorias. Entre 2012 y 2007 ha participado en 100 torneos, pasando el corte en 39 de ellos; su mejor resultado en este lapso fue un sexto lugar en 2014. Con 34 años recién cumplidos y un carisma extraordinario, Liliana debería pensar ya en su retiro y dedicarse a la enseñanza del golf; no dudo que tendría un éxito arrollador.

En la posición 181 de la citada lista aparece la torreonense Sandra Angulo, quien jugó 12 campeonatos en ésta, su sexta temporada, pasando el corte en dos de ellos, siendo su mejor actuación un lugar 40. Entre 2012 y 2017 jugó en 45 eventos, pasando el corte en siete de ellos y registrando un lugar 19 como el mejor de su carrera profesional. Tiene 29 años y, a decir que sus estadísticas, pocas esperanzas de sobresalir.

En el lugar 200 se ubicó Paola Pavón, quien ingresó al circuito en 2015. Participó en 11 torneos durante 2017, registrando un promedio por ronda de 76.59 impactos. Pasó un solo corte, obteniendo el lugar 56. En las últimas tres temporadas ha competido en 18 torneos y pasado el corte en dos ocasiones. Es originaria de Tijuana y tiene 25 años.

Fabiola Arriaga jugó solo cinco torneos y pasó el corte en uno de ellos —lugar 57—, concluyendo la temporada en el lugar 208. Debutó en 2015 jugando 10 torneos, pasando el corte en seis, registrando su mejor final en el lugar 23. No registró participaciones en 2016. Nació en Torreón hace 25 años.

Marijosse Navarro, todavía la mejor jugadora amateur del país después de Lorena Ochoa, no ha encontrado en el profesionalismo la clave para destacar. Se trata de una sobresaliente golfista y lo ha sido desde sus inicios en el golf infantil; sin embargo, la línea del éxito se borró al ingresar al golf de paga. Jugó tres torneos en el Symetra Tour en 2016, pasando el corte en uno de ellos, donde terminó en el escalón 30. Tiene apenas 21 años y, con el palmarés que carga, es imposible descartar que despierte y nos sorprenda.

Así las cosas, el panorama no luce alentador en este tercer grupo de golfistas profesionales mexicanas. Con excepción de Navarro, todas las anteriores son jugadoras en activo cobijadas por la extraordinaria organización Impulsando al Golf Profesional Mexicano —IGPM—, quien las ha patrocinadoo desde su debut en el golf de paga.

Hace ya algún tiempo sugerí que el capital que invierte IGPM como apoyo para que estas jugadoras del tercer grupo participen en el golf profesional, se utilizara en ellas mismas, pero a manera de capacitación, pues es evidente que no están listas para sobresalir en este campo. Estoy convencido que un año de preparación fuera de la gira les permitiría regresar en condiciones mucho más competitivas a la misma.

Hay nuevos y grandes talentos en el camino, como María Fassi o Isabella Fierro, pero esa es otra generación y ya hablaré de ellas en una ocasión venidera.

fdebuen@par7.mx


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