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Pros y contras del golf como negocio

Fernando de Buen

Algunos afirman que el golf está pasando por un buen momento, que mantiene un crecimiento constante y que cada vez se unen más fanáticos a nuestro deporte. Otros, en cambio, aseguran que la oferta de campos de golf es ya sensiblemente mayor a la demanda, lo que ha provocado innumerables crisis y cierres de sus instalaciones, tanto públicas como privadas.

Por una parte, la visión optimista. En un artículo de Darren Heitner para Forbes.com, a pregunta expresa sobre la situación de la industria del golf, algunos de los grandes influidores de este deporte en los Estados Unidos dieron respuestas que nos hacen pensar que el golf es un ente sano, en constante crecimiento y con un horizonte cada vez más amplio.

Pete Bevacqua, CEO de la PGA of America, mencionó que el 2015 mostró —por primera vez desde 2012— un crecimiento en el número de rondas jugadas del 2%, contabilizando a 2.2 millones de personas que se iniciaron el juego, aproximándose al récord de 2.4 millones que se registró cuando más alta estaba la popularidad de Tiger Woods. En cuanto las nuevas generaciones, añadió que la PGA Junior League Golf —un circuito para niños y niñas de 13 años y menores— se incrementó en 233% desde 2013. Otro de sus programas, Get Golf Ready —diseñado para iniciar a nuevos jugadores en el deporte— estableció récords con más de 107 mil graduados y una tasa de retención de tres años del 73%.

Mike Davis, director ejecutivo de la USGA, también se muestra más que satisfecho. Entre otras cosas menciona que «Los líderes están surgiendo para crear programas que inviten a audiencias más diversas. Los propietarios de campos de golf están trabajando más inteligentemente para manejar recursos como el agua y mano de obra más eficientemente. Estamos innovando a un rápido ritmo y usando tecnología y datos como nunca, para tomar decisiones inteligentes. Hemos aprendido lecciones importantes en los últimos 10 años, la más vital de ellas es que los fans no han perdido su pasión por el juego.»

Tim Finchem, ex comisionado del PGA Tour responde con números extraordinariamente positivos. Menciona que en la temporada 2014-15 los ratings televisivos de los torneos de la organización crecieron 22%, con más de 105 millones de televidentes en los Estados Unidos. Las plataformas digitales tuvieron 457 millones de visitas y un promedio de más de 8 millones de visitantes únicos por mes. En redes sociales, el PGA Tour y sus jugadores tienen más de 40 millones de seguidores. En términos de beneficencia, afirmó que el golf en general genera más de 3900 millones de dólares anuales en caridad y que solo el PGA Tour entregó más de 160 millones en 2015, estableciendo un récord anual y haciendo crecer su aportación histórica a 2300 millones, desde la primera donación en 1938. «La práctica entre jóvenes se ha incrementado en 20%, de 2.5 millones en 2010 a 3 millones en 2015 —añade Finchem—. 6.3 millones de milennials juegan y lo hacen a menudo, con un promedio de cerca de 15 rondas por año. Muchos de ellos inspirados por el talento joven del PGA Tour y la LPGA.»

De lo dicho por Steve Mona —CEO de la World Golf Fundation—, vale la pena rescatar lo siguiente: «El juego es estable y saludable. Aunque la participación no alcanza su punto más alto desde 2005, muchos segmentos de la industria están experimentando éxitos… Actualmente, el golf es practicado por 24 millones de estadounidenses que juegan 465 millones de rondas anualmente en 15,200 instalaciones. Continúa siendo el juego de toda una vida.»

En contraste, el negocio de bienes raíces alrededor del golf parecen estar funcionando de la misma manera. En un artículo publicado en LinkedIn, Chris Charnas muestran el otro lado de la moneda.

«Mientras la mayoría del mundo inmobiliario comercial ha visto incrementos en sus valores desde 2008, la industria del golf ha estado estancada. 2016 no ha sido mejor que el año anterior y no hay muchas esperanzas de que 2017 dé mejores resultados —escribe Charnas. Los propietarios han encontrado que la mejor manera de incrementar el número de rondas no es ofreciendo mejores condiciones o servicios, sino disminuyendo los precios. Una vez que el precio de un green fee desciende, es tremendamente difícil regresarlo a donde estaba originalmente… Una disminución a largo plazo en el número de golfistas con el correspondiente decremento en número de rondas se traduce en una reducción de ingresos y su consecuente pérdida de valor a largo plazo», concluye el columnista.

Si partimos de considerar como veraces las declaraciones citadas, todo parece indicar que el golf se está sometiendo a un cambio generacional, donde surgen nuevas aficiones de niños y jóvenes, mientras que algunos adultos abandonan la práctica del juego. Desafortunadamente, resulta más dañina la actitud de los grandes, que beneficiosa la de los pequeños, pues son los primeros los que mantienen la economía del deporte y su industria, y el evidente daño que están causando la situación financiera mundial y el tiempo que demanda una ronda de 18 hoyos, hacen urgente un replanteamiento de la estructura del golf y su práctica.

Un tema verdaderamente interesante, del que podrían surgir muchísimas páginas más. Espero que nos regales su valiosa opinión.

fdebuen@par7.mx


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