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¿Debe continuar la Presidents Cup?

Fernando de Buen

No hay nada más indeseable para una competencia deportiva, que llevarla a cabo conociendo de antemano al vencedor. Mucho menos, si se trata de un encuentro bienal que demanda un enorme esfuerzo en organización, preparación y difusión.
Tal fue el caso de la 12ª edición de la Presidents Cup, celebrada en el campo Liberty National, en New Jersey. Por muchas razones, solo un verdadero milagro habría generado un resultado diferente al que vimos entre el jueves y domingo, con un resultado favorable a los Estados Unidos por 19 a 11 contra el equipo Internacional (resto del mundo, excepto Europa).

Si nos asomamos a la siguiente tabla, encontraremos la principal razón por la cual, desde antes del inicio de la competencia ya se sabía que Estados Unidos ganaría por 10ª ocasión en la historia y séptima consecutiva.

Estados Unidos Internacionales
Jugador Lugar RM Prom. Ptos. Victorias* Majors Jugador Lugar RM Prom. Ptos. Victorias* Majors
Dustin Johnson 1 11.946 16 2 Hideki Matsuyama 3 8.935 5  
Jordan Spieth 2 10.465 11 3 Jason Day 7 6.580 10 1
Justin Thomas 4 8.514 5 1 Marc Leishman 16 5.191 2  
Rickie Fowler 8 6.547 7   Louis Oosthuizen 21 4.166 13 1
Brooks Koepka 11 6.039 2 1 Adam Scott 22 4.040 13 1
Matt Kuchar 12 5.645 7   Charl Schwartzel 27 3.428 12 1
Patrick Reed 20 4.214 5   Jhonattan Vegas 38 2.942 3  
Charley Hoffman 23 3.924 4   Si-woo Kim 39 2.924 2  
Kevin Kisner 24 3.897 2   Branden Grace 42 2.889 7  
Daniel Berger 25 3.797 2   Adam Hadwin 47 2.609 3  
Kevin Chappell 26 3.610 1   Emiliano Grillo 60 2.664 1  
Phil Mickelson 30 3.389 42 5 Anirban Lahiri 68 1.998 2  
  15.5 5.9989 104 12   32.5 4.0305 73 4
* En PGA Tour y Tour Europeo

Hay varios datos que destacan en esta tabla (con datos del lunes pasado) basada en el ranking mundial: el primero de ellos es que cuatro de los jugadores estadounidenses se encuentran ubicados en el top-10 del ranking mundial, mientras que por los Internacionales solo son dos; si extendemos el rango a los 20 mejores del mundo, veremos que la presencia estadounidense se extiende a ocho, por solo tres de los visitantes. Si analizamos a todos los integrantes, podemos notar que los del conjunto anfitrión están dentro de los 30 mejores del planeta, mientras que la lista del resto del mundo debió extenderse hasta el puesto 68. El promedio de las posiciones que ocupan los de barras y estrellas en esta lista es de 15.5, mientras que el de los internacionales es de 32.5, poco más del doble.

En el capítulo de victorias, los dirigidos por Steve Stricker acumulan 104 triunfos entre el PGA Tour y el Tour Europeo, incluyendo 12 majors, mientras que sus adversarios, bajo la capitanía de Nick Price, suman 73 primeros lugares, con cuatro campeonatos de grand slam.

No podemos soslayar que el nivel de competencia favorece también a los de Estados Unidos, cuya gira es la más competitiva del planeta, mientras que los Internacionales están repartidos entre Europa y los Estados Unidos. Además, gracias a la Copa Ryder la escuadra yanqui tiene este tipo de torneos cada año, mientras que sus adversarios, tanto Europa (Ryder), como los internacionales compiten cada dos.

Sin embargo, no olvidemos que, en el caso de la Ryder, lo que le dio al conjunto europeo la cohesión necesaria para vencer continuamente a los yanquis en el nuevo siglo —casi siempre superiores a los del viejo continente en el papel— fue darle toral importancia a la convivencia, a la fuerza moral del equipo y a estar juntos en las buenas y las malas. Los de Estados Unidos aprendieron la lección y ahora son uno contra sus adversarios. Es por ello que se han vuelto más poderosos.

¿Qué hacer?
A raíz de la debacle internacional no han dejado de surgir ideas para buscar un tipo de competencia más equilibrado que el que ahora se lleva a cabo; sin embargo, debemos entender que los equipos que han participado recientemente como parte del resto del mundo, poco o nada tienen que ver con la calidad y presencia que tenían Greg Norman, Ernie Els, Vijay Singh, Steve Elkington o Nick Price, quienes formaron parte del único conjunto internacional que salió con la victoria (1998, Melbourne). Por otra parte, aquel equipo derrotado llevó a Tiger Woods y Jim Furyk como novatos, así como otros cuya calidad distaba mucho de lo que ahora representan Jordan Spieth, Justin Thomas, Ricky Fowler o Dustin Johnson, por mencionar solo algunos.

La verdad sea dicha, es que más allá de los cambios al tipo de competencia, lo que más falta hace es un mayor compromiso por parte de quienes organizan a la representación internacional, creando una especie de fuerza de tareas (task-force) semejante a la que se conformó en Estados Unidos, a raíz de la enésima derrota que le propinaron los europeos en la Ryder. A decir del propio Nick Price, capitán de los Internacionales, la primera reunión con todos los jugadores se llevó a cabo en la misma semana del torneo. Así es imposible aspirar a una actuación decorosa, sobre todo si se está compitiendo contra los mejores del mundo.

Si bien sería necesario cubrir enormes distancias, es factible aprovechar los torneos dependientes del ranking mundial —majors y WGC a los que asistirían prácticamente todos los potenciales seleccionados— para organizar reuniones y sesiones de práctica. La edición de 2019, a celebrarse en el Royal Melbourne G.C. —misma sede del único triunfo internacional— es una estupenda razón para echar toda la carne al asador y buscar la victoria.

Se debe hacer algo; de otra forma será imposible que este torneo aspire a la brillantez de la Copa Ryder y terminará desvaneciéndose entre el desinterés y el olvido.

fdebuen@par7.mx


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