Ya sabemos cómo es el destino con quien atenta contra él. Nuestro especialista en Reglas, Fernando Martínez Uribe, nos ha pedido un tiempo de ausencia para resolver otros asuntos y, justo cuando comienza el periodo en ciernes, llegan problemas de Reglas de Golf por racimos. El más importante fue el de Jon Rahm en el hoyo 6 de la ronda final del Abierto de Irlanda el pasado domingo, donde claramente regresó su bola marcada en green a un punto más cercano al de su posición original. El resultado: no hubo castigo, pues el Oficial que atendió el caso, Andy McFee, mencionó que, si bien era evidente que la bola no había sido recolocada en su posición original, los «probablemente 2 milímetros» ganados no eran motivo para una revisión del video y el consecuente probable castigo. En realidad, no fueron un par de milímetros, sino un par de centímetros cuando menos y Jon tendría que haber sido castigado. El español terminó ganando el torneo con seis de ventaja y, aún con el castigo de dos golpes, lo más probable es que habría ganado el torneo.
El problema es muy parecido al de Lexi Thompson hace unas semanas en el Ana Inspiration —primer grande del año— cuyo castigo de dos golpes por dicha falta —más otros dos por entregar una tarjeta con el score incorrecto el día anterior por no haber sumado la penalidad—, eventualmente le costó el torneo.
Las interminables protestas por el asunto de Thompson, y meses antes por el de Dustin Johnson en el U. S. Open de 2016, calaron hondo en la USGA y la R&A, quienes decidieron que no tomarían más en cuenta los casos de rompimientos de reglas que solo pudieran percibirse a través de una pantalla de alta definición, más un sistema de repetición instantánea. Decidieron que solo cuando se tratara de una falta tal, que pudiera ser captada por el ojo humano, se procedería al análisis del vídeo y, en todo caso, a la imposición de la penalidad.
La otrora implacable USGA, parece debilitarse con la edad y empieza a ceder ante la presión de los golfistas y la prensa especializada. Ya vimos cómo de última hora ampliaron algunos fairways de Erin Hills en el pasado U.S. Open, error que convirtió al más exigente torneo del mundo en una competencia sin un grado de dificultad digno de su prosapia. Con el código que rige nuestro deporte, parece estar sucediendo lo mismo.
Hasta allí, todo suena de maravilla, pero si analizáramos los casos de Lexi y Jon, donde es obvio que quien estuviera relativamente cerca habría percibido la falta, nos preguntamos: ¿por qué criterios diferentes cuando las faltas son similares y las reglas son precisas?
La verdad sea dicha, es que no encuentro respuesta. Es un hecho que se están cambiando algunos artículos, pero también lo es que parte de la solución consiste en la ampliación del criterio para su aplicación, lo que no siempre resulta adecuado, ya que el golf no es un deporte en el que los jueces están cerca de los jugadores, a menos que su presencia sea solicitada por estos.
Esta aparente laxitud en el marco de una decisión, no parece ser otra cosa que la puerta de entrada a una andanada de nuevos cuestionamientos. Si quienes deben juzgar no están cerca de la jugada polémica, ¿bajo qué bases pueden calificar el procedimiento? Solo quedan dos: los testigos y la televisión
En lo que a testigos se refiere, en la mayoría de los casos, quien más cercano está a un jugador es, precisamente, su rival de grupo, ya que las principales giras profesionales las rondas finales dan salidas de solo dos jugadores. Siendo así, en caso de una jugada dudosa, donde jugador y testigo difieren en su apreciación, las Reglas le otorgan el beneficio de la duda al jugador, por lo que prácticamente sale sobrando la parte de las entrevistas.
Nos queda la televisión, pero, de acuerdo con los últimos criterios establecidos, solo se debe recurrir a esta vía si la falta es evidente… ¡a criterio del juez!
Así las cosas, casos muy similares, como los de Lexi Thompson y Jon Rahm serán juzgados por simple criterio y no por evidencias, dando lugar a confusiones graves. Los «dos milímetros» que probablemente vio el Oficial McFee, no fueron 2, sino muchos más, pero tampoco las 2 o 3 pulgadas que un indignado Brandel Chamblee —comentarista de Golf Channel— dijo haber visto. Si fue cerca de media bola la distancia ganada y la bola mide generalmente 42.7mm, la ventaja que recibió el vasco Jon fue de aproximadamente 2 cm, como mencioné anteriormente.
Tal parece que con los nuevos criterios adoptados por la R&A y la USGA, lejos de acabar con las polémicas alrededor de las Reglas de golf, están abriendo una nueva caja de Pandora que cada día les será más difícil controlar.
¿Le encontrarán algún día la cuadratura al círculo?
fdebuen@par7.mx
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La otrora implacable USGA, parece debilitarse con la edad y empieza a ceder ante la presión de los golfistas y la prensa especializada.
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