Tras las polémicas suscitadas en los últimos años con  respecto a los campos sede del U.S. Open,  el anfitrión de este año, Erin Hills, en Wisconsin es, quizás,  el que más comentarios ha despertado antes del inicio del evento, este jueves. 
       
    El campo tendrá una longitud aproximada de 7741 yardas, desde luego, el más largo  en la historia de este torneo, superando por más de mil al Olympic Club, en San  Francisco, sede del Abierto de 1987. Será el primer par 72 desde Pebble  Beach en 1992. Los fairways son más anchos, pero el castigo por  fallarlos será implacable, debido a su casi imposible rough.  | 
    A decir de varios de los participantes, quienes ya  practicaron el campo, el rough de Erin  Hills es simplemente inexpugnable. En un video subido a Twitter, Kevin Na soltó una bola en el rough y,  tras encontrarla, la golpeó dos veces; en la primera ésta no se movió; en la  segunda se perdió en la hierba. 
       
    Brandt Snedeker mencionó: «Dicho esto, es probablemente el más castigador  rough que yo he visto. Si te sales del fairway aquí, no encontrarás tu bola.  Será una interesante combinación, donde la precisión es quizá menos importante,  pero algunas de las bolas locas serán más penalizadas».  | 
    Si bien se reconoce que este torneo es el más complicado de  los cuatro grandes del calendario, también ha habido ediciones mucho más  complicadas que otras. Tras la increíble ronda final de 63 golpes con la que Johnny Miller ganó el Abierto de 1973,  la USGA fue increíblemente severa en la siguiente edición, a celebrarse en el  campo de Winged Foot, donde ningún jugador rompió el par en la primera  ronda y el campeón, Hale Irwin ganó  el torneo con 287 golpes, 7 sobre par. Fue la segunda puntuación más alta para  un campeón desde la Segunda Guerra Mundial. 
       
  ¿Será esta la masacre de Erin Hills?  |