Con el muy esperado ascenso del Dustin Johnson al número 1 del ranking mundial, el australiano Jason Day, quien ha ocupado durante 51 semanas —47 consecutivas—, ahora se muestra ansioso por recuperar el puesto en el cenit del golf internacional. Esperemos que esté recuperado de su lesión en la espalda.
«Fue duro. Quiero decir, hay mucho de bueno y mucho de, yo diría, situaciones incómodas a las que no estás acostumbrado (siendo número 1) —mencionó Jason—. Tienes mayor presión, más compromisos cuando eres el número 1, pero eso es parte de ser la persona. Si yo pudiera mantenerme allí 10 años, lo haría.» |
Tras una ausencia que data de poco más de un mes, por una costilla fracturada, el norirlandés Rory McIlroy, número 3 del mundo, todavía tiene planeado regresar a las competencias la próxima semana en el Club de Golf Chapultepec, durante el WGC-México Championship, junto con los mejores jugadores del mundo.
En contraste, Rory jugó el pasado 19 de febrero con el anterior propietario de este torneo, el insoportable Donald Trump, en el sur de Florida (¿habrá movido la bola el presidente?). McIlroy jugó desde las salidas blancas, pero mencionó que su swing ya se acerca a la velocidad máxima. |
Durante la tercera ronda del Genesis Open, en el bello campo de Riviera, en Los Angeles, Pat Pérez desvió su drive a la derecha en el hoyo 12, golpeando en la cabeza a un aficionado. Ni Pérez ni sus compañeros de juego, ni los caddies, se molestaron en dar el grito de alarma «Fore» para prevenir el accidente. El aficionado n tuvo que ser asistido para detener el sangrado. Por si eso fuera poco, tres hoyos después, Pérez golpeó a otro espectador —ahora en el brazo— sin molestarse nuevamente en el grito de advertencia.
Se debería castigar esta irresponsabilidad de los jugadores con golpes en su score.
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