Sigo sin entender la necesidad —necedad— de jugar a dadas. Los jugadores piensan que ponerse de acuerdo para tal acción genera equidad, porque es lo mismo para todos. Pero no lo es.

Otro factor es el de la cortesía hacia otros jugadores, pues resulta muy cordial decirle a otro: «¡Ya está buena!» y, por otro lado, resulta muy incómodo pedir que emboque.

Desde hace un corto tiempo he empezado a escuchar: «Ya está buena, pero métela por si nos están viendo». Eso si ya para mí es el extremo del fenómeno.

Este fin de semana pedí a los grupos, en un afán de convencer, que hicieran un experimento; que jugaran golf de acuerdo con las Reglas, que embocaran todo el tiempo, que deshicieran su acuerdito de jugar a dadas escondidas y que, si resultaba que el hecho de embocar no hacia diferencia alguna, pondríamos círculos de dadas para el día siguiente. El resultado: en todos los grupos hubo al menos un jugador que falló un putt.

Ponerse de acuerdo para jugar dadas no es uno que sea parejo para todos; yo encuentro algunas variables:

• Perjudica al jugador agresivo, aquel que normalmente se pasa del hoyo y potea de regreso, ya que ahora permite a los jugadores que juegan putts justos, ser un poco más agresivos.

• Beneficia a los jugadores impacientes, ya que, al jugar a dadas, ya no tiene que esperar su turno cuando no puede terminar, porque estorba en las líneas de los otros jugadores. En vez de ser el primer jugador en la siguiente mesa ya trabajando su próximo golpe, ahora es el último.

• Beneficia a los jugadores de carácter fuerte. Aquellos que se enojan al fallar un putt, son quienes regularmente levantan la bola y son menos pacientes en poner cuidado para hacer un putt corto que consideran como menos importante.

• El jugador que falla un putt de los considerados dados, se lleva el enojo al siguiente hoyo. Por lo tanto, la posibilidad de tener un score alto se incrementa. Al jugar a dadas, estamos eliminando esta posibilidad.

Sin duda, puedo pensar en unas tres o cuatro cosas que hacen la diferencia entre jugar a dadas contra embocar, pero ahora prefiero pasar al tema en las Reglas.

Si vamos a jugar de acuerdo con las Reglas, hacer un acuerdo para jugar a dadas, genera tal delito y complicidad, que se convierte en un muro que dificulta la operación y aplicación de otras Reglas. Los jugadores ahora se sienten obligados a perdonar a otros, al haberse convertido en cómplices al inicio del juego.

Y entonces, cuando uno de ellos tiene una penalidad y se le marca, regularmente se enoja y entonces denuncia. No son muchas las ocasiones en las que esto ha pasado, pero sí ha sucedido. Un jugador descalificado y enojado, podría estar pensando en llevarse consigo al resto del grupo.

Si las dadas son jugadas que se suponen fáciles y ridículas, entonces, ¿por qué no hacerlas? Se me ocurre un acuerdo nuevo: ¿qué tal que peguemos en la mesa de salida solo por si nos están viendo, pero si la bola se va fuera de límites, jugamos desde el fairway sin castigo? ¿Cuántos acuerdos adicionales podemos inventarnos? ¿Dónde marcamos el límite? En la vida normal, ¿está pasando esto?

Veamos que dicen las Reglas al respecto:

Dos penalidades de descalificación;

Si se pega en el siguiente hoyo después de levantar la bola antes de embocar, el jugador ya no tiene score en el hoyo anterior.

Si los jugadores se ponen de acuerdo para eludir las Reglas, la penalidad de descalificación está en efecto, independientemente de que no se haya usado durante el juego tal acuerdo.

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