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Los cuatro mejores del mundo, fuera. ¿Y las mujeres?

Un olímpico desprecio

Fernando de Buen



El virus del Zika se ha convertido en la excusa favorita de los golfistas que, por no recibir remuneraciones económicas por su participación, han decidido despreciar el representar a su propio país en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, dentro de 25 días. Con la justificación de los posibles daños que provoca el contagio —algunos casos de microcefalia en hijos de mujeres picadas por el Aedes Aegypti —nombre del mosquito transmisor— estos tipos han decidido renunciar a la justa cuatrienal. Desde estas líneas, solo intento desmitificar a estos caraduras.

Ellos representan la más grande decepción del año. Los ocupantes de las cuatro plazas más altas del ranking mundial —Jason Day, Dustin Johnson, Jordan Spieth y Rory McIlroy— ya renunciaron a presentarse en esta competencia, que debió esperar 112 años para llevarse nuevamente a cabo. Junto con ellos, siete de los mejores 15 y un total de 21, al momento de escribir estas líneas.

Muchos aficionados se han dejado llevar por la emotividad de algunos mensajes de los renunciantes, quienes han mencionado que quieren tener hijos y no correr ningún riesgo de contagio. Sus fotos, siempre acompañados de la esposa y los hijos, en la más tierna escena familiar imaginable. Al menos Adam Scott —el primero que renunció— nunca mencionó al Zika y solo dijo que su agenda estaba muy saturada (¿y la de los demás no?).

Independientemente de que importantes agrupaciones médicas han sugerido que los Juegos se pospongan, las estadísticas muestran un descenso del 87% en los casos de Zika desde febrero a la fecha, y la propia Universidad de Cambridge declaró que el riesgo de contagio es mínimo.

¿Y qué decir de ellas?
A diferencia de los golfistas varones, ninguna mujer ha renunciado a participar en el golf olímpico, lo que prueba que ellas tienen un espíritu deportivo mucho más arraigado, y que ellos solo parecen utilizar al golf como un negocio; dado que la competencia es por medallas y no por millones de dólares, simplemente no les interesa participar. ¿Ahora tacharán a las damas de irresponsables? A otro lado con ese cuento.

Deberían de aprender de ejemplos como el del sudafricano Jako Van Zyl, quien renunció al Open Championship y al PGA Championship para prepararse a conciencia en la búsqueda de la medalla áurea. Sus paisanos Louis Oosthuizen, Branden Grace y Charl Schwartzel renunciaron a representar a su país. Lo de Jako es un ejemplo que deberían seguir sus compañeros de profesión.

¿Otro ejemplo? El inglés Greg Rutherford, quien competirá en salto de longitud, mandó congelar muestras de su propio semen, por si llegara a ser contagiado, pero renunciar… ¡jamás!

Sin embargo, gracias a otro de estos cuestionables atletas, el filipino Angelo Que, quien ya había asegurado su lugar en el campeonato, renunció para dar paso al mexicano Rodolfo Cazaubón, que había perdido su lugar el fin de semana pasado, tras fallar el corte en el Web.com Tour. Solo falta que Rodolfo también renuncie a participar (que la lengua se me haga chicharrón).

Por supuesto, tanto Gabriela López como Alejandra Llaneza han confirmado que estarán en la justa olímpica, representando dignamente a nuestro país. ¡Bien por ellas!

Esperar 112 años para ver a estos mequetrefes subestimar a la competencia deportiva más importante del mundo —el más valioso símbolo de paz y fraternidad entre los pueblos—, es simplemente denigrante. Si el golf sobrevive a esta deleznable actitud —francamente lo dudo—, ojalá que los que vengan en ocho años muestren una actitud deportiva que les demuestre que el golf sigue teniendo espíritu.

fdebuen@par7.mx