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Una trumpada a Trump

Fernando de Buen


Club de Golf Chapultepec.

Las pulgas de Donald Trump no han podido descansar, desde que se enteró que su sagrado campo de Doral, en la Florida, había perdido definitivamente el WGC-Cadillac Championship —uno de los cuatro eventos de los Campeonatos Mundiales de Golf (WGC por sus siglas en inglés) del calendario anual—, debido a que Ricardo Salinas Pliego y su hijo Benjamín Salinas Sada, hicieron una oferta por el torneo, que enmudeció al propio Trump, duplicando prácticamente el monto que el insoportable cuasicandidato republicano y el patrocinador automotriz solían ofrecer por el torneo.

El certamen es uno de los cuatro campeonatos anuales que organiza la Federación Internacional de Giras de Golf y, para efectos de contabilizar los ingresos de los jugadores, es un evento oficial tanto para el PGA Tour como para el Tour Europeo. Por su sistema de selección, estos torneos cuentan con un field donde participan los mejores golfistas del planeta. Este evento, en particular, suele contar aproximadamente con 70 participantes, y se juega a 72 hoyos bajo juego por golpes, sin corte a 36. Antes de Cadillac, lo patrocinaron American Express y CA Inc. Por la calidad de quienes lo juegan y la bolsa en disputa —9.5 millones de dólares—, es equivalente en calidad a cualquiera de los cuatro majors (valga la comparación).

Fue el propio Trump quien dio a conocer la noticia de que el torneo cambiaba su sede a nuestro país. Hace unos días mencionó «He escuchado que el PGA Tour está llevando su torneo fuera de Miami y moviéndolo a México… Lo están mudando a la Ciudad de México y, por cierto, espero que tengan seguro contra secuestros». Horas después del comentario del bocón de pelo naranja, el Comisionado del PGA Tour, Tim Finchem confirmaría los rumores, mencionando que los Salinas habían adquirido los derechos del torneo, con el fin de llevarlos al Club de Golf Chapultepec, bajo el nombre de WGC-Mexico Championship. El torneo se celebrará en su nueva sede a partir de marzo el año próximo.

Poco después se dio a conocer que la oferta era realmente tentadora. De acuerdo con el Miami Herald, Grupo Salinas puso en la mesa 16 millones de dólares anuales, aproximadamente el doble de lo que Cadillac ofrecía para renovar su contrato en Doral. El convenio con los empresarios mexicanos se mantendrá vigente hasta 2023.

La jugada de la familia Salinas suena extremadamente inteligente, pero a la vez arriesgada. Desde hace ya algunos años, los organizadores de torneos en nuestro país han sufrido lo indecible por conseguir patrocinadores que los apoyen en la realización de sus eventos. El mejor ejemplo de esto, fue la muy triste cancelación de lo que por más de una década fue la Gira Negra Modelo, el mejor semillero del golf profesional en la historia de México, que terminó desvaneciéndose, tras pasar penurias buscando una nueva marca que la apoyara.

Hasta el día de hoy, aparece el nombre del torneo como algo genérico, y de no ser que la propia marca «México» haya ofrecido un sustancioso apoyo, el torneo está todavía por encontrar a su patrono principal.

El primer gran éxito de Ricardo y Benjamín fue, sin duda, el golpe mediático de la noticia. Aprovechar el odio que ha generado el magnate inmobiliario en su campaña para alcanzar la presidencia de los Estados Unidos, arrebatándole el torneo para traerlo a un país al que aborrece, ha provocado comentarios positivos en todo el mundo. Tan solo una campaña publicitaria de ese nivel habría costado muchísimo más.

Para ponerle un toque de chile habanero en polvo al juego mediático, Ricardo Salinas (@RicardoBSalinas), en su cuenta de Twitter expresó: «@realDonaldTrump, eres bienvenido para acompañarnos en el WGC. Solo cosas buenas podrían resultar si conocieras al verdadero México.» Genial.



Más allá del inmenso placer que me han provocado los berrinches de Donald Trompas, traer a la Ciudad de México un torneo de clase mundial es algo extraordinario, pues pone a esta bellísima, pero entristecida ciudad en el mapa de las principales sedes del mundo del golf. Además, será una excelente forma de contrarrestar las campañas negativas que surgen en los Estados Unidos, con el fin de restarle fuerzas a nuestros incomparables atractivos turísticos. Este torneo será visto por decenas de millones de telespectadores alrededor del mundo y, como dice Ricardo Salinas, podrá enseñarle al planeta al «verdadero México»; el de playas incomparables, ciudades coloniales únicas, gastronomía reconocida entre las mejores del orbe, amabilidad sin límites y una eterna sonrisa a los visitantes.

Mi admiración por el atrevimiento de los Salinas al abrir esta ventana de México al mundo con una inversión cuantiosísima; mi admiración por traer uno de los mejores torneos del mundo a la CDMX; mi admiración por permitirnos disfrutar en casa de los mejores golfistas del momento y sí, mi admiración por haberle provocado un derrame de bilis al orange-gután de Donald Trump.

fdebuen@par7.mx