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Muirfield dijo «no» a las mujeres,
la R&A le dijo «no» a Muirfiled

Fernando de Buen



Dos puntos porcentuales marcaron la diferencia entre la admiración y la desilusión. En días pasados, los miembros del histórico Muirfield Golf Club, decidieron que no admitirían mujeres como integrantes de la institución escocesa. La reacción no esperó y el R&A de Saint Andrews retiró al club de Gullane de la rotación del Open Championship.

Se trataba de una votación que requería del voto a favor de dos terceras partes de la membresía —66.6%—, pero solo el 64% (397 socios) se declaró a favor de incluir damas. 219 las rechazaron.

Ha sido tradicional que un gran número de clubes, tanto del Reino Unido como el este de los Estados Unidos, prohíban la afiliación de mujeres. Apenas en septiembre de 2014, el Royal and Ancient Golf Club de Saint Andrews, decidió por abrumadora mayoría —84%— admitir mujeres entre sus socios. Solo tardaron 260 años para que esto sucediera. Augusta National, club del estado de Georgia, hace apenas cuatro años invitaron a sus dos primeras socias. Algo similar sucedió en esta región de los Estados Unidos con candidatos afroamericanos. Afortunadamente, los cambios nos llevan a pensar que muy pronto terminarán estas vergonzosas muestras de discriminación.

Si bien cualquier sociedad tiene el pleno derecho de decidir quién o quiénes deben formar parte de la misma, está claro que cualquier forma de segregación ya no tiene lugar en este planeta. No hay absolutamente nada en la naturaleza humana que puede interpretarse como supremacía de un sexo sobre el otro. La mayor fuerza física del género masculino, ha sido espectacularmente suplantada por factores que favorecen a la mujer, como podrían serlo la intuición y el multitasking, aparte de la belleza (con perdón de las feministas que odian que incluyamos estos atributos entre sus activos).

Mujeres famosas han demostrado más amor por el golf que la inmensa mayoría de los hombres. La heroína entre las golfistas de la historia, se la lleva, sin duda, Mary Queen of Scots (María Reina de Escocia), quien fue juzgada en 1587, por haber jugado golf apenas unos días después de la muerte de su esposo Lord Darnley, 20 años antes. La famosa monarca perdió la cabeza por causa del golf… literalmente.

En el caso mexicano, nunca se ha prohibido —hasta donde yo sé— la adquisición de una membresía por parte de una mujer. Sin embargo, es tradicional en muchos clubes de este país establecer ciertas diferenciaciones en los días y horarios de juego para damas y caballeros. Basados en la tradición de que los hombres trabajan de lunes a viernes con pocas posibilidades de escaparse jugar golf, es común que los horarios matutinos en sábado y domingo los favorezcan sobre las damas. Éstas, a su vez, tienen preferencia de horarios en días entre semana, como podrían serlo los martes y jueves. No obstante, cada vez son más las damas que salen a jugar al campo durante el fin de semana, intercalando a dos o más grupos entre las salidas de varones. En la medida que avance nuestra sociedad, estoy seguro que en unos años más, se habrán borrado por completo todas estas distinciones.

En mi opinión, las oportunidades para salir al campo de golf deben ser las mismas para damas y caballeros, un caso similar al que vemos cada vez más frecuentemente en los Hoyo 19 y Ladies Bar de los clubes, espacios que han sido exclusivos para miembros de un mismo sexo, pero que tienden a desaparecer en aras de unificarse sin restricciones.

Ahora bien, también hay clubes de nuestro país que establecen sistemas de cuotas diferentes para mujeres y hombres. Creo que en la medida en la que se unifiquen los derechos, también tendrán que hacerlo las obligaciones.

Volviendo al tema de Muirfield, es una pena que el club donde se originó en 1744 a la Honorable Compañía de Golfistas de Edimburgo —quienes poco después redactaron el primer código de reglas de golf en la historia—, se inflija a sí mismo una herida que sangrará por tiempo indefinido, hasta que sus integrantes cambien de opinión y logren convencer a unos cuantos socios de revertir su voto. Será entonces cuando este bellísimo campo, que vio ganar a Phil Mickelson el Open de 2013, podrá organizar este torneo por 17ª ocasión.

Ya basta de misoginia, tanto en el golf como en cualquier otra conducta o actividad en el planeta. Al que no le guste, que se cambie de planeta.

fdebuen@par7.mx