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Solheim Cup, en Alemania

Un milagroso regreso con barras y estrellas

Par 7. Redacción


La mejor reacción de la historia de la Copa Solheim les dio la Victoria a las estadunidenses.

Con una pesada carga de cuatro puntos en contra, antes del inicio de los individuales del domingo, y el antecedente de que nunca habían podido superar una desventaja de dos bajo estas circunstancias, la escuadra estadounidense, bajo la capitanía de la indestructible Juli Inkster, salió a jugar con las instrucciones de «jugar con el corazón… jugar con fuego en el vientre. Nunca rendirse». Sus jugadoras así lo hicieron y consiguieron 8½ de los 12 puntos posibles, para terminar venciendo a las europeas por 14½ a 13½ en el campo de Golf Club St. Leon Rot, en Alemania.

¿Qué motivó a las norteamericanas a sobreponerse a una desventaja tan grande? Más allá de las arengas de la capitana, un hecho desagradable pudo haberles hecho recuperar la fuerza que habían perdido en las jornadas anteriores. Por problemas climáticos, tres de los cuatro partidos vespertinos del sábado debieron terminar el domingo. Tras dividir victorias en los dos primeros, en el tercero, con Brittany Lincicome y Alison Lee por parte de las estadounidenses, contra Suzann Pettersen y Charley Hull, despertó la polémica. Al término del hoyo 17, con el partido empatado, Lee falló su intento de birdie y erróneamente levantó su bola, que estaba 40 cm del hoyo, pensando que le había sido concedido el putt para par. Basándose estrictamente en las Reglas, la Noruega Pettersen reclamó, afirmando que no habían concedido el hoyo y los jueces, en estricto apego a las Reglas, dieron por buena la protesta y, un hoyo después, las europeas ganarían el punto.

Más allá de que la queja de Suzann estaba apegada al reglamento, fue imprudente en consideración con el espíritu de una competencia donde deben reinar la armonía y el deportivismo. Minutos después, las sobrinas del Tío Sam saldrían doblemente motivadas a recuperar el trofeo para su país.

Tras un comienzo dubitativo en los partidos finales, donde las azules invadían el tablero principal, hacia la mitad de la jornada, los mosaicos rojos comenzaron a surgir y no desaparecerían más. Todo comenzaba a resultarles a la perfección a los visitantes.

Aquí algunos ejemplos:
Perdiendo por tres en tan solo cuatro hoyos ante Charley Hull, Cristie Kerr consiguió nueve birdies en los siguientes 11, en ruta a una victoria por 3 y 2.

Michelle Wie tiró 30 en los primeros nueve hoyos y término ganando su partido por 6 y 4 ante Caroline Hedwall.

Con los vientos de ánimo su favor, la Copa se redujo a tres partidos: Angela Stanford vs. Suzann Pettersen y Gerina Piller (EU) vs Caroline Masson (EUR). En el primero, tras ganar el 17 y reducir la desventaja a uno, la alemana Caroline falló el intento de birdie que le habría asegurado medio punto, y Gerina —tras salir de un espeso rough— embocó el mejor putt de su carrera, empatando el hoyo y ganando el match. En el segundo, tras ir empatadas en 14 hoyos, Stanford hizo birdies en los hoyos 15 y 16, tomando ventaja de dos; el empate en el 17 fue suficiente para ganar el punto que les daría el empate a 13½ puntos.

El de la victoria correspondió a Paula Creamer, quien venció con facilidad a la alemana Sandra Gal, por 4 y 2, dando el punto definitivo.

Medio punto adicional habría sido suficiente para que las europeas retuvieran la Solheim.


«¿Sabes? estuve sobre ellas toda la semana. Tienen que jugar con el corazón. Tienen que jugar con fuego en el vientre. Nunca se rindan. Vi a mi equipo allá afuera el día de hoy, no sería bien temprano, pero ellas resistieron, muchos dos abajo se convirtieron en empates y después +1.»
Juli Inkster

 

 











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