Con la celebración del Wyndham Championship y el sorprendente triunfo del veterano de 51 años Davis Love III, finalizó la temporada regular 2014-2015 del PGA Tour, dejándonos a su paso algunas experiencias que vale la pena mencionar. Destaca, por supuesto, la impresionante actuación de Jordan Spieth, cuyo nombre estará por siempre ligado al de este calendario.
Muchos nos hemos atrevido a imaginar un comparativo entre este texano que acaba de cumplir los 22, y el mágico año que tuvo Tiger Woods en el 2000, cerrando un siglo de prodigios golfísticos.
A simple vista, el ejercicio favorece al californiano, quien jugó 20 torneos, ganando nueve, con cuatro segundos lugares y un tercero; tuvo 17 top-10, y en todos quedó dentro de los 25 mejores. Su contraparte participó en 21, resultando campeón en cuatro, segundo lugar en cuatro y tercero en uno; consiguió 14 top-10 y 17 top-25, fallando el corte en dos. En este capítulo no hay nada que discutir, todo favorece a Tiger.
Ahora bien, si tan solo nos enfocamos en los cuatro campeonatos del grand slam, la balanza se empareja y resulta muy complicado distinguir hacia dónde apunta el fiel. Tiger ganó tres de los cuatro grandes ese año, terminando en quinto lugar en el Masters, y su acumulado con relación al par fue de 53 abajo. Jordan, por su parte, ganó el Masters y el U. S. Open, y estuvo muy cerca de ganar el Open Championship y el PGA Championship. En los cuatro eventos acumuló 54 abajo, superando por un golpe la increíble hazaña de Woods. Con desempeños semejantes, las tres victorias del veterano, se ven en equilibrio con los dos triunfos y dos segundos lugares del novel.
Hasta ahora, en lo que al PGA Tour se refiere, el 2000 de Woods fue, en apariencia, muy superior al 2015 de Spieth, mientras que en los cuatro grandes las cosas se ven muy parejas. ¿Dónde, entonces, podemos encontrar alguna ventaja para Spieth? En los renglones estadísticos.
Hace una década y media Tiger tuvo un 65.1% de greens en regulación, mientras que Jordan, en lo que va del año, lleva el 68.42%. Tiger tuvo un promedio por ronda de 71.933 golpes, y el texano lleva 68.721. En el promedio de putts por green en regulación, Woods tuvo una media de 1.771, mientras que la de Jordan fue de 1.692. Así las cosas, a pesar de la enorme ventaja en términos de triunfos por parte del ganador de 18 majors, el desempeño en el campo de golf favorece indiscutiblemente al que ha ganado dos.
Con estos números, sería fácil pensar que si Jordan hubiese jugado la temporada del 2000, le habría arrebatado a Tiger su mejor año. Sin embargo, para imaginar este escenario, resulta indispensable que le añadiéramos al implacable trabajo realizado por quien fuera el número1 del mundo durante 683 semanas, las ventajas que otorga un avance de 15 años en tecnología, sin duda, Woods habría mejorado su desempeño en el 2000 con las herramientas de la actualidad, y Spieth no habría conseguido estos promedios con las de entonces.
Hasta allí el comparativo de Tiger Woods 2000 vs. Jordan Spieth 2015.
Para poder seguir adelante y continuar con este ejercicio hasta equiparar sus respectivas carreras, tendríamos que esperar casi dos décadas y volver a sumar los logros de ambos en plazos equivalentes. Lo cierto, es que con 79 triunfos en 327 oportunidades, lo que significa una victoria cada 4.14 torneos, o quedar entre los tres primeros lugares cada 2.57 eventos —con estadísticas que incluyen estos dos años sin victoria para Tiger—, el camino de Jordan o de cualquier otro, para igualar al californiano, luce como un sueño imposible. Hasta el momento, Jordan consigue una victoria cada 15.8 torneos y uno de los tres primeros lugares cada 5.2.
Desafortunadamente, en los cuatro torneos que restan para concluir el calendario del PGA Tour —los Playoffs de la Copa Fedex—ya no veremos a Tiger, quien finalizó en la posición 178 de la lista, 53 lugares por debajo del último calificado. Jordan, en cambio, es el mejor del circuito, con una impresionante ventaja sobre el segundo lugar. A pesar de ello, las posibilidades de que el texano cargue la FedEx al término del Tour Championship son reducidas, pues el sistema impuesto por la Gira, le da preferencia al negocio sobre el resultado. Si no llegase a tener una extraordinaria actuación en el último evento del año, alguien más le arrebatará una temporada que debería llevar su nombre por siempre.
Ojalá que regrese Tiger con todo su potencial en 2016, y sea capaz de pelear la supremacía del golf con Jordan, Rory McIlroy, Jason Day y esa pléyade de jóvenes que hoy ocupan las posiciones de privilegio en el ranking mundial.
Por el bien del golf, que así sea.
fdebuen@par7.mx |
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