Reglas de golf

El espíritu del juego; respetar las reglas

Fernando Martínez Uribe




La semana pasada me encontré a un jugador víctima de las Reglas del Golf quien proclama sobre su intachable honestidad.

Nuestro personaje de la semana entregó su tarjeta con el score real pero con un golpe menos en una de las casillas. Al hacer la suma de la tarjeta no coincidió con el total reportado. El procedimiento del Comité de Reglas es asegurarse que los scores registrados en cada hoyo sean los correctos, por lo que se procede a investigar. Encontramos entonces que un hoyo tenía un golpe menos de lo efectuado.

Amigo lector, toma unos segundos y antes de seguir leyendo, piensa cual es la decisión de Reglas para el caso…

El jugador admitió que la casilla estaba equivocada. Cuando recibió el dictamen de la penalización, es donde mostró que no sabe cómo se juega al golf de acuerdo con las Reglas de la USGA.

El argumento fue que su anotador se equivocó y que él no debería recibir la penalidad. Dijo que pudo haber mentido y que no le parecía justo que le descalificaran por honesto.
A una persona que se pasa un semáforo en rojo accidentalmente, ¿deberían perdonarle la multa si admite el hecho? A una persona que accidentalmente atropella a una persona, ¿deberían modificar su responsabilidad si admite el hecho? A una persona que sin darse cuenta jugó una bola equivocada, ¿deberían perdonarle los golpes de castigo, si lo reconoce?

Le expliqué que la descalificación no era por ser honesto, sino por haber firmado equivocado un score.

El final de la historia no lo cuento porque me da pena.

Mejor sigamos con el tema, respetar las Reglas es la clave.

El segundo párrafo de la Sección 1 dice:

EL ESPÍRITU DEL JUEGO

El golf se juega, en su mayor parte, sin la supervisión de un árbitro o juez.

El juego descansa en la integridad del individuo para mostrar consideración a otros jugadores y para seguir las Reglas.

Todos los jugadores deben conducirse en una forma disciplinada, demostrar cortesía y deportivismo en todo momento, independientemente de qué tan competitivos sean.

Este es el espíritu del golf.

Amigo golfista, te invito a que regreses y leas de nuevo, y luego otra vez y otra más.

«El juego descansa en la integridad del individuo para mostrar consideración a otros jugadores y para seguir las Reglas.»

La penalidad de una falta está indicada, todo lo demás es relleno. No se vale ir a pedirle un favor especial a tu hermano, el Presidente del club, amenazar con auditorías al club a través de tu tío el político influyente, dictar sentencias de muerte a la salida, al mejor estilo de la secundaria o la prepa, o simplemente utilizar el chantaje de no volver a jugar el torneo.

Mi interpretación del Espíritu del Juego es que, como es imposible estar al pendiente de las acciones de todos los jugadores en todo momento, para jugar al golf, hay que tener plena honestidad. Las Reglas están escritas de tal manera que cada jugador sea capaz de saber cuando cometió o no una penalidad, así como sus derechos y obligaciones.
Otra vez, la vida.

La presencia en el campo de un árbitro o juez no es para ver a quien cacha rompiendo las Reglas. Su presencia es más que otra cosa de apoyo, para evitar confrontaciones entre los jugadores, y para brindar información adecuada cuando existen dudas. El juez no está en el campo para conducir una cacería de brujas.

Y entonces, no importa que tan competitivo sea un jugador; para que todo funcione bien, necesita jugar de acuerdo con las Reglas. Al hacerlo así, ya no se requiere pedir que los otros jugadores sean los malos o los reglistas.

Cuando un jugador marca sus propias penalidades, los demás lo ven como una persona honesta y confiable. Y seguramente lo es.

He escuchado una infinidad de veces que el jugador solo viene a divertirse y que no hay que penalizar a otros, ya que es un juego de caballeros. En mi opinión ser un caballero es jugar de acuerdo con las Reglas, evitando la necesidad de tomar decisiones que puedan quitarle lo divertido a la ronda.

Para cerrar, deportivismo es una palabra clave. Si un jugador ve que otro está a punto de cometer una infracción, digamos que va a jugar una bola equivocada, éste debería detenerle, prevenirle. No es correcto esperar a que lo haga y al cabo del siguiente medio segundo, correr a decirle que esa bola no es la suya, y como consecuencia tiene una penalidad.

El jugador podrá haber ganado el partido, pero seguramente perdió también la diversión. En cambio, si lo impide, tal vez ya tenga un nuevo compadre. Yo prefiero amigos que trofeos, si para ganarlos necesito tener enemigos.

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