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El golf al calor del… calor

Fernando de Buen




He escrito en ocasiones anteriores acerca de lo que debemos hacer cuando jugamos golf bajo un ambiente gélido o lo practicamos bajo la lluvia. Existe otro factor igual de importante que los anteriores, y que requiere una atención especial si se presenta en exceso cuando estamos en el campo de golf: el calor.

Apenas el día de ayer leí acerca de una noticia alarmante con respecto al calentamiento global: algunos países árabes están viviendo una increíble ola de calor, y se menciona que Irán podría enfrentar temperaturas de 72 °C, apenas 9°C menos que el máximo registro histórico del planeta, ocurrido en Dharan, Arabia Saudita, el 8 julio de 2003; en Irak las temperaturas llegaron a los 50°C y el gobierno se vio forzado a decretar cuatro días de asueto, ante la imposibilidad de trabajar bajo tales condiciones.

En el golf existen dos factores que pueden convertir una ronda placentera en un verdadero infierno: calor y humedad. Cuando se juntan, más nos vale tomar precauciones durante todo el recorrido.

Agua, mucha agua
No hay nada más importante que una hidratación adecuada cuando hacemos ejercicio bajo un ambiente caluroso y húmedo. Recordemos que esta combinación nos hace sudar más de lo normal y es indispensable reponer el agua que se pierde en este proceso. La deshidratación —más allá de los peligros que representa en términos de salud— provoca una temprana fatiga y afecta en buena medida nuestro rendimiento.

Tener sed es el peor de los indicadores, pues es signo de que ya ha iniciado el proceso de deshidratación. Es por ello recomendable tomar líquidos durante el ejercicio, aun cuando no se está sediento.

La cantidad de agua que debemos tomar en el campo depende de nuestro peso, la temperatura corporal y el tipo de esfuerzo que estamos desarrollando durante la ronda; si solo estamos caminando, si estamos cargando la bolsa o si nos trasladamos en un carro de golf.

Una medida promedio sería tomar medio litro de agua templada o fría, entre una y dos horas antes de salir al campo, y medio litro más de agua templada 15 minutos antes de nuestro primer golpe. Cuando el sudor es profuso, conviene tomar hasta un litro de agua cada hora, o bien sustituirlo por una bebida hidratante. Al término de nuestro recorrido, conviene beber medio litro adicional de agua.

Aunque se antoja mucho más tomar agua helada, debemos considerar que mientras más baja es su temperatura, más tarda el cuerpo en absorberla; es por ello que el agua templada es más conveniente en estos casos.

No es recomendable ingerir jugos o sodas durante el juego, ya que tienen más de 10% de carbohidratos (azúcar) y no se absorben bien durante el ejercicio. Tampoco debemos tomar café, ya que actúa como diurético y acelera la deshidratación.

Ropa y accesorios
Cuando el sol agrede, más que acompañarnos, es esencial cuidar la piel y cubrirla hasta donde sea posible. Un protector solar de buen calibre resulta indispensable, y al aplicarlo debemos recordar que zonas como las orejas, la parte trasera del cuello, la parte expuesta del pecho o las regiones internas de los brazos, también están en contacto con el astro rey. En ocasiones así, conviene cambiar la gorra por un sombrero de ala opaca y llevar gafas oscuras. Si estamos utilizando bermudas, debemos extender la protección a la parte baja de los muslos —aparentemente no expuesta— las corvas y los gemelos.

Es preferible una playera no ajustada, para permitir que el aire circule entre el cuerpo y la mencionada prenda. Afortunadamente, las tecnologías modernas han desarrollado compuestos textiles extraordinarios, que aún bajo temperaturas extremas nos ayudan a mantenernos frescos.

Al igual que el resto del cuerpo, las manos también sudan y lo hacen profusamente; por ello es conveniente cargar en la bolsa con un par de guantes de repuesto, así como un par de toallas limpias, una ligeramente humedecida para ayudar a quitar el sudor, y otra totalmente seca para que el sudor o la humedad no afecten nuestro siguiente golpe.

Al que buen árbol se arrima...
Aunque existen en México campos tipo links —casi sin vegetación por arriba del césped— o campos de playa con altas palmeras y escasísimos árboles, la inmensa mayoría de nuestras canchas son abundantes en árboles y, por consecuencia en sombras. Por ello, es bueno que al esperar a que tiren nuestros compañeros, lo hagamos cobijados bajo una de estas amplias sombras. Nuestra piel, temperatura corporal y condición física nos lo agradecerán.

El golf puede disfrutarse casi bajo cualquier condición climática, solo es cosa de ir bien preparado.

fdebuen@par7.mx