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El Open Championship y sus consecuencias

Fernando de Buen




Este jueves 16, en el Old Course de Saint Andrews, se celebrará la edición 144 del Open Championship, el torneo más longevo e importante del mundo. Este 2015 será la 29ª ocasión en la que este campo fungirá como sede de este evento. Ya hay razones por las que el campeonato tendrá un lugar especial en la historia, pero otras más podrían unirse en el curso de la semana, y especialmente el domingo, fecha de su culminación.

El adiós de dos grandes
Por una parte, dos múltiples campeones le dirán adiós al torneo, como lo hicieran anteriormente Arnold Palmer y Jack Nicklaus. Se trata del nativo de Kansas, Tom Watson —cinco veces ganador de la Jarra de Clarete (1975, 77, 80, 82 y 83)— y el inglés Nick Faldo, quien la obtuvo en tres ocasiones (1987, 90 y 92). Pocos meses antes de cumplir los 60 años, en 2009 en Turnberry, Tom estuvo a un relativamente corto putt de conseguir su sexto triunfo, hazaña que solo ha logrado el inmortal Harry Vardon (1896, 98, 99, 1903, 11 y 14) en la historia. Falló el putt y después perdió en el desempate contra Stewart Cink.

La defensa frustrada del título
El Open en St Andrews habría sido el escenario ideal para dirimir una de las más grandes polémicas de la actualidad: ¿quién es el mejor jugador del mundo?

Si bien el norirlandés Rory McIlroy ha estado jugando extraordinariamente —y prueba de ello son sus triunfos en el Omega Dubai Desert Classic y en el WGC-Cadillac Match Play Championship—, la verdad es que el joven estadounidense Jordan Spieth ya ganó cuatro torneos este año —incluyendo el Masters y el U. S. Open— y acaba de ganar el día de ayer por segunda ocasión, el John Deere Classic, el torneo con el que saltó a la fama.

Desafortunadamente, este duelo no se va a dar, ya que Rory se lesionó el tobillo jugando futbol soccer con unos amigos. Si bien tenía la esperanza de recuperarse, en días pasados informó que esto no sería posible y que volvería a jugar cuando estuviera totalmente repuesto.

Con la reciente victoria de Jordan en Illinois, le bastaría ganar en el Viejo Campo para desplazar a Rory como número 1 del mundo. Si lo logra, no solo habrá cumplido el sueño más anhelado de cualquier golfista, sino que además obtendría el tercer grande del año, abriendo la posibilidad de buscar el perfecto grand slam en el PGA Championship; de conseguirlo sería el primer jugador de la historia en ser campeón el mismo año, de los cuatro majors de la era moderna.

Favoritos
Pero el joven texano de 21 años no la tendrá fácil. Aun con la ausencia de Rory, hay varios candidatos que tienen posibilidades de salir con el triunfo, y debemos considerar que por jugar el John Deere Classic, Spieth dejó de asistir al Abierto de Escocia, torneo al que acuden muchos jugadores en preparación para el Open. Solo ha jugado en una ocasión en St Andrews, y lo hizo todavía como amateur. Aun así, es el gran favorito y sus momios están 6 a 1.

De acuerdo con las casas de apuesta en tierras británicas, el segundo en la lista de favoritos es Dustin Johnson, quien le cedió el U. S. Open a Jordan fallando un corto putt. Sus números: 12 a 1. Tras él sigue el flamante campeón del Open escocés, Rickie Fowler, que suma esta victoria a la del Players Championship hace unas semanas. Un Fowler más maduro y con enormes facultades, podría copiar la hazaña de Phil Mickelson en 2013 y ganar también ambos torneos. Quien apueste por él podría recibir cerca de 16 veces lo invertido.

Resulta un tanto extraño que las casas británicas se decanten por tres jugadores estadounidenses, antes de confiar en los europeos, pero la verdad sea dicha, después de Rory siguen en la lista del ranking mundial cinco sobrinos del Tío Sam. El europeo con más posibilidades de ganar, de acuerdo con los apostadores es el inglés Justin Rose (18 a 1), seguido por el sueco Henrik Stenson (21 a 1). Los internacionales más destacados son el australiano Adam Scott (20 a 1), el sudafricano Louis Oosthuizen (22 a 1) y otro australiano, Jason Day (28 a 1).

Pero lo más importante de todo es que el Open británico es impredecible y ha tenido campeones cuyas posibilidades antes del evento eran prácticamente nulas. Ahí están los ejemplos de Ian Baker-Finch en 1991, Ben Curtis en 2003 o Todd Hamilton al año siguiente; jugadores que llegaron casi de milagro, ganaron el torneo y, salvo excepcionales triunfos posteriores, en el caso de Curtis, casi se apagaron para siempre.

Conclusiones
No hay un torneo igual al Open Championship, y con la prosapia de su campo sede, hay pocas experiencias tan placenteras como este torneo. No verlo en esta ocasión significaría esperar otros cinco años para volver a vivirlo en St Andrews, así que a prepararse para un fin de semana donde hay que levantarse temprano y disfrutar del mejor campeonato individual sobre la faz del planeta.

fdebuen@par7.mx