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El WGC-Match play cambia su formato

El match play y su efecto comercial

Fernando de Buen




El reciente anuncio acerca de los cambios que sufrirá el WGC-Cadillac Match Play, único torneo oficial bajo el sistema de juego por hoyos que forma parte del calendario del PGA Tour, fue una buena excusa para transmitir a nuestros lectores una noticia importante, y aprovechar el espacio para hablar de este apasionante formato, tan despreciado por las giras internacionales de golf.

A modo de antecedente, el mundo de las competencias en el golf se divide en dos vertientes: juego por golpes —stroke play— y juego por hoyos —match play—. A muy grandes rasgos, el primero consiste en competir contra el campo, mientras que el segundo se basa en superar a un oponente.

Sin embargo, como sucedió con el PGA Championship, que durante muchos años se jugó bajo match play (tras una calificación a juego por golpes), en la década de los 50, ya con la presión de las cadenas televisivas a la PGA, aduciendo que era preferible tener a un nutrido grupo de jugadores peleando en la final, que a solo dos contendientes, y aprovechando que la edición de 1957 reportó pérdidas económicas a la organización, finalmente se decidió que a partir de 1958 se jugaría a 72 hoyos bajo juego por golpes.

El golf es hoy uno de las más lucrativas actividades profesionales y basa su éxito, en gran medida, en algo que lo diferencia de casi todos los deportes populares del mundo: muchos competidores pueden aspirar al triunfo en el último día del torneo. Hipotéticamente hablando, si 70 jugadores pasaron el corte, cualquiera de ellos podría ganar el torneo en la última ronda. Por probabilidad elemental, entre estos 70 tendrían que estar algunos de los más populares.

Sin embargo, esa característica que no tienen ni el futbol soccer, béisbol, basquetbol o el futbol americano, desafortunadamente tampoco la tiene el golf cuando se juega match play. Esa es la única causa por la cual casi no hay torneos bajo este sistema en el ámbito profesional.

Así las cosas, resulta difícil encontrar a quien patrocine cuatro o más horas de transmisión, para ver únicamente a dos o cuatro jugadores sobre el campo de golf. Si no se trata de superestrellas, la audiencia terminaría retirándose, sin importar lo emocionante de los partidos.

Por eso vale la pena analizar los cambios anunciados a este torneo perteneciente a los Campeonatos Mundiales de Golf. Veamos:

Hasta la edición de 2014, quienes hemos seguido este torneo por años, recordaremos que el grupo de 64 jugadores —los mejores del ranking mundial hasta una determinada fecha antes del evento— se dividían en cuatro grupos de 16, y en cada grupo competían el sembrado número 1 contra el 16, el 2 contra el 15, el 3 contra el 14, y así sucesivamente, confrontando después al ganador del 1-16 contra el del 2-15, el del 3-14, contra el 4-13, etc., hasta cerrar la llave, donde competían los líderes de cada uno de los cuatro grupos, resultando los semifinalistas, finalistas y el campeón.

El sistema funcionaba adecuadamente, pero presentaba un pequeño inconveniente: muchos de los mejores sembrados se quedaban fuera después de la primera o segunda rondas, ya fuera por un mal desempeño del golfista, o por uno extraordinario de su oponente. Como consecuencia de lo anterior, al reducirse el número de grandes estrellas en la competencia, el rating televisivo de la misma se venía abajo, provocando que el evento perdiera el interés de los comercializadores.

Bajo el nuevo formato de clasificación, las posibilidades de que los mejores jugadores se mantengan en la competencia es mucho mayor, lo que permite a los organizadores ofrecer mayores garantías de espectáculo hacia el fin de semana.

Los cambios son a todas luces inteligentes. Ahora los 64 jugadores se dividirán en 16 grupos de cuatro, que jugarán un round-robin (todos contra todos) donde solo el líder de cada grupo pasará a la siguiente ronda. Estos 16 sobrevivientes se eliminarán en forma directa hasta encontrar a los finalistas y al consecuente campeón (se aplican diferentes criterios de desempate para determinar al ganador de cada grupo).

Las cabezas de grupo serán los 16 mejores del ranking mundial; quien al final de los encuentros preliminares lidere al grupo 1, jugará contra el mejor clasificado del 16, y así sucesivamente.

Los preliminares se llevarán a cabo entre miércoles y viernes —uno por día—, el sábado por la mañana jugarán los 16 mejores, por la tarde los ocho ganadores, el domingo por la mañana serán las semifinales y por la tarde la final.

¿Qué significa esto en términos de atractivo para el público? Primero que nada, que durante tres días competirán los 64 jugadores, lo que mantendrá en muy alto nivel a la audiencia televisiva; por otra parte, para eliminar a alguno de los sembrados, hará falta que alguien en el grupo tenga un mejor desempeño durante los tres partidos iniciales. Es de esperarse que entre los 16 que pasen a octavos, haya un buen número de favoritos, lo que provocará partidos muy emocionantes durante el fin de semana.

En concreto, este nuevo método parece superar en todos aspectos al anterior y garantizará un espectáculo sin precedentes en los eventos bajo este sistema de juego.

Lo más importante será que si este método genera una gran audiencia, no dudaría que en las próximas temporadas pudiéramos ver más campeonatos bajo este apasionante sistema, que no es otro que el que utilizamos cada fin de semana en nuestro club.

El torneo se jugará en el campo de TPC Harding Park, en San Francisco, en la semana que concluye el 3 mayo. Contará con un total de 33 horas de transmisión en vivo, a través del Golf Channel y NBC.

Nos esperan horas de mucha emoción.

fdebuen@par7.mx