Tiger Woods no será más la imagen del juego de golf para las consolas Xbox y Playstation, de la empresa EA Sports y será sustituido por Rory McIlroy.
La noticia me atrapó en la madrugada con la mente en blanco, sin saber cuál sería el tema de mi aportación semanal a esta plataforma. Pasaron horas y mi mente seguía albeando, quizás por esa mezcla rara de sentimientos que surgen de vivir mi cumpleaños, con el ánimo un poco abatido por el delicado estado de salud de mi padre, el Dr. Néstor de Buen, a quien amorosamente dedico estas líneas.
La noticia parece mucho menos importante, de hecho, ni siquiera deberíamos brindarle algo de atención; sin embargo, detrás de la misma, hay un trasfondo que revela las deterioro de la imagen de Tiger Woods.
Entre 1998 y 2013, Tiger le dio nombre e imagen al juego que muy pronto se popularizó en el mundo de los aficionados al golf y los juegos de video. Sus bajas de juego, y ni siquiera la larga crisis por la que pasó entre 2009 y 2010, como producto de su escándalo de infidelidad, acabaron con la fe de Electronic Arts (EA) en el mejor golfista de los últimos tiempos. Durante un total de 16 años, apareció ininterrumpidamente la edición anual de «Tiger Woods PGA Tour (más el año)».
En 2013 llegó finalmente la decisión y, en lo que se calificó como un acuerdo para disolver la sociedad, EA y Tiger decidieron no seguir unidos en este mercado. El año pasado no hubo una nueva edición y este 2015 presentará al nuevo anfitrión.
Dos vertientes surgen de inmediato en esta noticia: a ojos de EA, Tiger está acabado y Rory va para largo.
¿Está realmente agotada la franquicia Tiger Woods? Esa pregunta parece responderla el tiempo mismo, cuando lo vemos ubicado en la posición 87 del ranking mundial y en una carrera que en los últimos años se ha visto interrumpida por innumerables lesiones. Lo peor de todo: la actual pausa —aunque deriva de la recuperación por su enésima suspensión— no se debe a la lesión misma, sino al patético nivel de juego que demostró en sus últimas apariciones, fallando cortes y hasta quedando en un torneo en último lugar.
Su última victoria fue en agosto de 2013 —el WGC-Bridgestone Invitational— y, desde entonces ha deambulado sombríamente en el reino que fue suyo durante 683 semanas, consiguiendo apenas un 3º lugar en Europa y un 2º en el Barclays de ese mismo año. La última vez que tuvo un top-10 fue también en 2013, en su torneo —Northwestern Mutual World Challenge— evento no-oficial del PGA Tour.
De los majors, mejor ni mencionarlos. Desde su impresionante victoria en el U. S. Open de 2008, no sabemos nada de él.
Esperábamos verlo reaparecer en el Arnold Palmer Invitational esta semana, pero canceló su participación, probablemente con vistas al Masters. El primer major del año —en la segunda semana de abril— parece un punto toral para enterarnos que será del inmortal Tiger Woods en este 2015.
Y el Masters es también un evento importantísimo para Rory McIlroy.
El joven norirlandés de 25 años, ha ganado ya cuatro grandes —dos PGA Championship (2012, 2014), un U. S. Open (2011) y el más reciente Open Championship. Sin embargo, le falta el torneo de Augusta National para completar su grand slam. Lo tuvo en las manos en 2011, pero la enorme ventaja que acumuló durante los tres primeros días, se desvaneció con un pavoroso cierre de 80 en la ronda final, cayendo hasta el lugar 15.
Se pueden ganar majors sin saltar a la primera página de la historia, como es el caso del irlandés Padraig Harrington, que lleva tres y, si bien es famoso y reconocido mundialmente, no ha logrado la popularidad de otros, que han llegado más alto sin un solo grande en sus alforjas, como podrían serlo Dustin Johnson o Rickie Fowler. Sin embargo, muy pocos han logrado ganar los cuatro del grand slam moderno y están separados de los demás por esta hazaña: son Gene Sarazen, Ben Hogan, Gary Player, Jack Nicklaus y, por supuesto, Tiger Woods. Tanto Jack como Tiger suman tres grand slam. No mencioné a Bobby Jones, porque él ganó el grand slam antiguo, conformado por los Abiertos Británico y de Estados Unidos, más los campeonatos amateurs de estos países; además, es el único en la historia que lo logró en una misma temporada (1930).
Si Rory quiere saltar a la inmortalidad, necesita convertirse en el siguiente de esta lista súper exclusiva. Para ello, solo necesita ganar en la segunda semana de abril uno de estos años. Lográndolo dejaría atrás a los efímeros ocupantes del número 1 del ranking mundial en los últimos años, Martin Kaymer, Luke Donald, Lee Westwood y Adam Scott, para acceder al siguiente capítulo de la historia de oro del golf.
Está claro que EA Sports —una empresa con recursos casi ilimitados— piensa que Rory está para eso y más, y por eso ha decidido que el actual número 1 del ranking mundial le preste su nombre al más popular juego electrónico de golf del planeta.
¿Será que podremos ya aplicar la frase: «El Rey ha muerto, ¡Viva el Rey!»? En lo personal, yo preferiría esperar un tiempo más, porque este Tigre sí ha demostrado tener muchas vidas; quién quita y vuelva de nuevo a pelear por la supremacía de nuestro deporte en un futuro próximo.
Lo que sí creo es que Rory McIlroy está fuera de la bolsa de grandes jugadores que han tocado el número 1 del golf, y que las 72 semanas que acumula como el mejor, son apenas una parte de las que acumulará en su carrera.
Rory es un golfista excepcional.
fdebuen@par7.mx
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