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¿Quién es mejor?

Estados Unidos, Europa o el resto del mundo

Fernando de Buen




Esta es una pregunta añeja, poco útil y ciertamente polémica. Año con año surgen cambios en el ranking mundial donde nos fijamos, invariablemente, en el número de golfistas estadounidenses, europeos y del resto del mundo, con el único fin de saber cuál de estos tres vértices del triángulo golfístico mundial domina la escena.

Hasta hace algunos años, no había ninguna duda de que en Estados Unidos se jugaba el golf más competitivo del mundo. Por una parte, el dominio abrumador de este país en competencias individuales y colectivas, no dejaba ninguna duda. Los mejores jugadores del PGA Tour en las últimas décadas —hasta hace algunos años— eran en su mayoría estadounidenses y, cada dos años en la Copa Ryder reafirmaban su amplio dominio ganando este torneo una y otra vez.

Sin embargo, al igual que casi cualquier disciplina deportiva en el mundo, el golf está expuesto a una rutina cíclica y, quien ahora domina la escena, no lo hacía unas décadas atrás. Si tomamos a la Ryder como ejemplo donde se enfrentan dos de estas tres fuerzas, podemos constatar que hasta antes de 1985, los yanquis habían ganado en 15 ocasiones, perdido en tres y empatado en una; sin embargo, desde ese año a la fecha, los del viejo continente han conseguido 10 triunfos por cuatro derrotas y un empate.

¿Eso significa que hasta hace tres décadas eran los de Estados Unidos mejores que los europeos? No necesariamente, aunque el encuentro bienal siempre será considerado como un buen referente para este comparativo. Lo mismo pasa en la actualidad, no por los recientes triunfos europeos —seis en las últimas siete competencias— podemos pensar que en Europa se juega actualmente mejor golf que en tierras de nuestros vecinos.

El ranking mundial es un referente interesante para resolver estas dudas. Si tomamos la primera semana registrada en la historia de esta clasificación, publicada el 6 abril de 1986 —más allá de recordar a través de los nombres de la lista momentos extraordinarios en la historia del golf—, podríamos ver cómo estaba distribuida la cima de esta montaña.

Si bien el sistema de cálculo era un poco diferente al de la actualidad, tres europeos encabezaron aquella histórica lista: el alemán Bernhard Langer, el español Severiano Ballesteros y el escocés Sandy Lyle. El mejor estadounidense en el momento era Tom Watson, seguido por Mark O’Meara. Greg Norman se ubicaba en la sexta posición y pronto ascendería al primer sitio, mismo que conservaría un total de 331 semanas.

Para hacer un comparativo más o menos confiable, me he permitido diseñar un muy sencillo método, que considera a los 25 primeros lugares de la clasificación, partiendo de esa semana inicial y volviendo a clasificar la lista cada 10 años. Utilizaremos siempre la primera semana de abril, excepto en el comparativo actual. Al primer lugar le he otorgado 25 puntos, 24 al segundo, y así sucesivamente, hasta darle un solo punto al número 25.

De la primera lista, a pesar de que los tres primeros eran europeos, un total de 19 estadounidenses formaron parte de ella. Como consecuencia de ello, los EEUU sumarían 199 puntos, por 77 de Europa y 49 del resto del mundo. Las cinco ediciones de la Ryder, entre 1977 y 1985 fueron ganadas por los americanos.

Apenas 10 años después, los cambios ya se dejan ver. Por una parte, Estados Unidos pierde 77 puntos, a 122, mientras que Europa apenas avanza 11 y el resto del mundo muestra una notable mejoría, creciendo hasta los 116. Los cuatro jugadores que encabezan esta clasificación publicada el 7 abril de 1996, son el australiano Greg Norman, el escocés Colin Montgomerie, el zimbabuense Nick Price y el sudafricano Ernie Els. El mejor estadounidense del momento era Corey Pavin, en quinto lugar. En ese lapso, cada equipo ganó la Ryder en dos ocasiones y hubo un empate.

En la lista que apareció el 2 abril de 2006, el dominio de Tiger Woods era arrollador. Tenía más del doble de puntos que su más cercano perseguidor, el fijiano Vijay Singh. No obstante, el nivel de los estadounidenses se había mantenido, crecieron apenas a 125 puntos, los internacionales perdieron 13, cayendo a 103, mientras que los europeos aumentaron nueve, hasta los 97. En las ediciones de la Ryder, cuatro por la suspensión en 2001, Europa ganó tres por una de sus adversarios. Nuevamente, la Ryder refleja en sus resultados las modificaciones de los tiempos.

Finalmente, en el ranking que apareció esta mañana, nos volvemos a encontrar con datos muy interesantes, que reflejan el surgimiento de las nuevas generaciones de jugadores de Europa y Estados Unidos, mientras que en el resto del mundo —con las excepciones de los australianos Scott y Day— parece haber un impasse entre los veteranos y los que ahora surgen. Estados Unidos acumula 152 puntos, por 118 de Europa y 55 del resto del mundo. De las cinco ediciones celebradas entre 2006 y 2014, Europa ganó en cuatro ocasiones por una de los estadounidenses.

Otro dato interesante: en las cuatro mediciones, Estados Unidos aparece 51 veces, sumando un total de 598 puntos, Europa 27 con 380 y el resto del mundo 22 con 323. Es obvio que por su masividad, los Estados Unidos tengan más espacios y un mayor número de puntos, pero el promedio de sus jugadores es de 11.725 puntos, mismo que resulta sensiblemente menor al de los europeos, con 14.0740 y el de los internacionales, con 14.6818 por cada miembro de esta elite.

¿Qué podría pasar en la primera semana de abril de 2016, cuando se cumplan 10 años de la penúltima medición? A decir de los actuales avances, algunos jugadores de los Estados Unidos, particularmente aquellos que están en la lista y actualmente son menores de 25 años de edad, estarán peleando aún más fuerte de lo que ahora lo hacen. Nos referimos a Jordan Spieth, Patrick Reed, Rickie Fowler y Brooks Koepka, entre otros candidatos. Europa, por su parte, tiene a Rory y al francés Victor Dubuisson en este rango, pero nada más. De los demás, no hay un solo golfista menor a 25 años en los primeros 25 de esta lista, siendo el más joven el australiano Jason Day con 27.

En concreto, los números parecen indicarnos que el dominio europeo que surgió a mediados de los 80, podría llegar a su fin en pocos años, cediéndole la supremacía a los Estados Unidos, cuyos jóvenes vienen empujando realmente fuerte en el ranking mundial.

La próxima Copa Ryder —a celebrarse en Hazeltine, Minnesota— entre el 30 de septiembre y el 2 de octubre de 2016, será un buen referente para revisar estas tendencias.

fdebuen@par7.mx