Los ecos de la pasada Copa Ryder todavía resuenan en los pasillos de la PGA de América. La tercera derrota consecutiva del equipo estadounidense, más la sonora reacción de jugadores, excapitanes y medios, siguen haciendo ruido en el territorio del Tío Sam. Hace apenas unos días, los europeos nombraron al norirlandés Darren Clarke como su capitán para la próxima edición en Hazeltine, Minnesota, el próximo año, y los estadounidenses habrán de nombrar al suyo este martes, prácticamente horas antes o después de que ustedes lean este artículo.
Muy atrás quedaron los incontables triunfos estadounidenses en el certamen, quienes salieron con la victoria en 18 de los primeros 22 encuentros, por solo tres derrotas y un empate, que oficialmente cuenta como la victoria 19. A partir de 1985, de las 15 competencias celebradas, Estados Unidos ha ganado cuatro y empatado una (victoria para Europa). Una diferencia radical que se ha incrementado en forma importante en los últimos 10 eventos, donde los del viejo continente han ganado ocho o, más feo aún, seis de los últimos siete.
Ante el pánico de perder por cuarta ocasión consecutiva, se ha procurado tomar todas las precauciones necesarias en aras de asegurar la victoria en tierra propia y voltear, de una vez por todas, la indeseable tendencia reciente de estos encuentros.
Lo primero es, por supuesto, el nombramiento del capitán. El reciente fracaso de Tom Watson, aunado a la virulenta reacción de jugadores como Phil Mickelson, quien no conforme con el desempeño de su líder, no solo lo criticó acremente, sino que además tuvo el poco tino de sugerir que el método de un excapitán, Paul Azinger, habría resultado mucho más efectivo que el del quíntuple ganador del Open británico.
Entre los jugadores que se mencionan para cubrir esta enorme responsabilidad, destacan el propio Azinger, Fred Couples —triple ganador sin derrota como capitán de los EEUU en la Presidents Cup—, y quien, al parecer, se quedará finalmente con el puesto, el veterano Davis Love III.
A pesar de haber recibido el apoyo público de Tiger Woods y Phil Mickelson, dos de los más importantes miembros de la fuerza de tareas (task force) que convocó la PGA para resolver la encrucijada, Couples no pareció sentirse a gusto con la posibilidad del nombramiento pues, al parecer, no es muy popular entre los excapitanes de la Copa Ryder.
Azinger, quien ha sido el único capitán ganador del presente siglo, se negó a pertenecer al equipo de consultores pensando, quizás, que era la opción lógica para sacar al equipo de este enorme hoyo. Al parecer, podría quedarse chiflando en la loma, sin opinión y sin capitanía.
Queda entonces Love.
Lejos de tratarse de un capitán ganador, la historia de Love —quien acaba de ingresar al Champions Tour por cumplir los 50 años de edad—, es la de uno de los finales más frustrantes para su escuadra en la historia de este campeonato. En 2012, tras ir ganando por 10 puntos contra 6 al término de los encuentros por equipos, los europeos le dieron la vuelta a la tortilla y terminaron venciéndolos por 14½ a 13½.
Si bien tuvo una excelente relación con sus jugadores en aquella edición celebrada en Medinah, fue muy criticado por una polémica decisión: la de sentar a Mickelson y Keegan Bradley —a petición del primero— en el cuarto partido de parejas, tras de que ambos ganaron juntos los primeros tres. Muchos piensan que esta decisión fue la que dio lugar a la consecuente debacle.
Para la próxima edición, se menciona inclusive, que los vicecapitanes serían Steve Stricker y Tom Lehman, quienes ya forman parte del task force.
Como bien sabemos, la Ryder es mucho más que una simple competencia y, para los golfistas bajo las sombras de ambas banderas, es mucho más que un encuentro amistoso o un torneo de golf. Ganar o perder aquí es llevar el orgullo o la desilusión a cuestas durante dos años y aceptar implícitamente que se juega mejor golf del otro lado del océano. Este no es un certamen que dependa del ranking mundial o los ingresos, sino del espíritu comunitario, de la pasión por ser parte del equipo y del respeto irrestricto a la bandera que se representa, algo que Mickelson pareció olvidar en Gleneagles, hace un año. No por nada es el mejor torneo de golf en el mundo.
El día de mañana se confirmará si la noticia originada por Tim Rosaforte, de Golf Channel, fue precisa y, de ser así, Davis Love III tendrá que comenzar a trabajar de inmediato para observar a los posibles jugadores que formarán parte de la escuadra de Estados Unidos en la próxima Copa Ryder, enfrentando a una Europa cada vez más motivada y poderosa.
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