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Billy Casper (1931-2015), el cuarto de los Tres Grandes

Fernando de Buen


Billy Casper en el US Open de 1966.

El pasado sábado, a la edad de 83 años, falleció Billy Casper, ganador de 51 torneos en el PGA Tour, entre ellos tres majors: dos US Open y un Masters. Sin embargo, a pesar de tan impresionante currículo, Casper nunca recibió el crédito que merecía, ya que fue contemporáneo de los Tres Grandes, Jack Nickalus, Arnold Palmer y Gary Player.

William Earl Casper Jr. nació el 24 de junio de 1931 en San Diego, CA, pero su familia se mudó muy pronto a Chula Vista, cerca de la frontera con México. Empezó a jugar golf a los cuatro años, después de que su padre le puso en las manos un palo de golf. Como suele suceder con las grandes estrellas de la época, fue caddie en el San Diego CC, en Chula Vista y, junto con otros caddies, tras jugar cartas, practicaban el putt en la oscuridad. «En una noche oscura, cuando caminas hacia el hoyo solo para ver dónde se encuentra, se estampa una imagen muy fuerte en tu mente —mencionaba Casper—. La humedad del pasto, los pequeños cambios en la elevación, la distancia exacta al hoyo y toda la clase de cosas que solo tus ojos no pueden decirte».

Tras estudiar en Notre Dame y servir en la Marina, se hizo profesional en 1954, y dos años después ganó su primer torneo. Entre ese año y 1975 ganaría 50 campeonatos más, lideraría la lista de dinero en 1966 y 68 y obtendría el trofeo Vardon —mejor promedio de la temporada— en cinco ocasiones (1960, 63, 65, 66 y 68). Entre 1964 y 1970 ganó en 27 ocasiones, siendo el máximo ganador en ese lapso, superando a Nickalus, Palmer y Player.

Casper ganó al menos un torneo durante 16 años consecutivos y 14 temporadas ganó un mínimo de dos eventos en el circuito, destacando 1968, cuando obtuvo seis campeonatos. Una prueba de su longevidad fue haber ganado en tres décadas diferentes. Sus triunfos en el PGA Tour lo colocan en la actualidad como el séptimo ganador de todos los tiempos.
En 1959 ganó el primero de sus tres majors, el U. S. Open en Winged Foot, en Nueva York. El segundo Abierto de los Estados Unidos lo conquistó siete años después en el Olympic Club, de San Francisco. Este torneo se recuerda porque faltando nueve hoyos para terminar, perdía por siete golpes contra Arnold Palmer. Billy logró empatar al Rey, forzando un desempate a 18 hoyos al día siguiente. Con un putt excepcional a través de toda la ronda, lo venció por cuatro golpes. En 1970, también en un playoff a 18 hoyos, Casper ganaría su tercer grand slam, el Masters, venciendo a su amigo de la infancia, Gene Litter por cinco golpes.

Adicionalmente, participó —y ganó— en ocho ediciones de la Copa Ryder, acumulando 23½ puntos, cantidad que se conserva todavía como un récord en los equipos estadounidenses. También fue capitán victorioso del equipo en 1979.

Tras cumplir el medio siglo de vida, se unió al Champions Tour, donde ganó nueve torneos, incluyendo el US Senior Open de 1983.

Sin haber sido un jugador de extraordinario poder y distancia, por su juego corto, y en especial su juego sobre el green, se lo considera entre los mejores en la historia. También destacó en forma muy especial por su administración del campo.

Fue inducido al Salón de la Fama en 1978.

Estuvo casado durante 62 años con Shirley, quien le sobrevive. Procrearon 11 hijos —seis de ellos adoptados— y tuvieron 71 nietos y bisnietos.

Su trabajo por la caridad fue notable en las áreas de San Diego y Utah, a través de la fundación Billy Kids, que por años ha apoyado a la niñez de dichas regiones.

Subestimado por la historia
A pesar de todo lo anterior, Bufallo Bill —a quien llamaron así por una dieta basada en carnes exóticas, como el caribú, alce, hipopótamo y búfalo, entre otros, debido a extrañas alergias—, siempre se mantuvo a la sombra del Oso, el Rey y el Caballero Negro, quizá por no contar con el enorme carisma de los miembros de este triunvirato. Johnny Miller mencionó: «Billy no gastó energía en las galerías o en el chismorreo. Él salía para hacer su trabajo, muy profesional. Fue como un sicario».

Lee Treviño, quien tuvo también grandes logros en aquella época y pudo haber sufrido la misma suerte que Billy, pero le sobraba carisma y simpatía como para llamar la atención de todo el mundo, también opinó sobre Casper: «En el tiempo que ingresé al Tour, ellos tenían a los Tres Grandes, Gary, Arnold y Jack. En realidad, creo que en esa era, Billy Casper pudo haber sido el mejor jugador. Pero Billy no pertenecía al grupo de Mark McCormack (el promotor de Palmer), por lo que no obtuvo ese crédito.»

Como suele suceder, en este planeta pletórico de injusticias, los merecimientos y créditos a los logros en vida, se celebran y reconocen después de la muerte. Quizás ahora que ya no está con nosotros, Billy Casper recibirá el lugar que merece en la historia y, por una vez, a los Tres Grandes les coloquen un cuarto, el D’Artagnan de los Tres Mosqueteros, el Billy Casper que hizo historia por sus incontables triunfos, su incomparable papel en la Copa Ryder, su excepcional juego corto y, a juicio de todos quienes lo conocieron, su bonhomía, caballerosidad y pasión por la caridad.

Descanse en paz este insustituible embajador del golf.

fdebuen@par7.mx

  «Creo que la gente reconoce más fácilmente lo que yo hice ahora que cuando sucedió. En mis mejores años, todo el mundo hablaba de Palmer, Nicklaus y Gary Player.»
Billy Casper