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Tiger, el misterio de 2015

Fernando de Buen




La parte final de 2014 nos trajo grandes noticias, entre las que destacaron el nuevo ascenso de Rory McIlroy al número 1 del mundo y la confirmación como miembros del PGA Tour para la temporada 2014-2015 de Carlos Ortiz y Oscar Fraustro. Desafortunadamente, para mi limitada creatividad en estos primeros días del nuevo año, ambos temas ya fueron tratados con suficiencia en este semanario y no hay peor miedo para un articulista que el de caer en lamentables repeticiones. Así las cosas, el misterio que aún no podemos resolver para este nuevo año es saber si Tiger Woods tendrá las condiciones para regresar al cenit del golf mundial, puesto que conservó durante 683 semanas acumuladas.

Paréntesis
Debo confesar que antes de escribir la primera línea de esta editorial, le dediqué un par de horas a la elaboración de algunos párrafos de un artículo completamente diferente, cargado —debo confesar— de mis inconformidades por la lamentable administración de este país y la putrefacción que distingue al Poder Legislativo. Sigo adolorido por los males que aquejan a nuestro México y, aunque sea solo un placebo, que quede patente mi protesta como muestra de indignación.

Fin del paréntesis.

Cronología de los males de Tiger
Los problemas de salud de Tiger Woods se remontan a tiempos que antecedieron a sus inicios como profesional. Desde 1994, dos años antes de su debut en el golf de paga, le fue removido un tumor benigno en su rodilla izquierda, la parte de su cuerpo que más problemas le ha dado en su carrera. En esa misma rodilla, ocho años después, le quitaron un quiste y le drenaron líquido; en 2007 se le rompió el ligamento cruzado anterior, un año después le fueron practicadas dos cirugías, una artroscópica para corregir la rodilla y otra para reconstruir el ligamento dañado; en 2011 tuvo un esguince en el ligamento colateral medial.
Adicionalmente a sus problemas en la citada articulación, en 2006 se lastimó un músculo en el omoplato izquierdo, en 2008 y 2009 se lesionó el tendón de Aquiles en la pierna derecha, en 2010 se le inflamó un disco en el cuello; tanto en 2011 como en 2012 tuvo problemas con el tendón de Aquiles de la pierna izquierda y, finalmente en abril de 2014, se sometió a una cirugía por un nervio pellizcado. Regresó para jugar el PGA Championship ese mismo año, pero falló el corte.

Es importante mencionar que hasta antes del 2008, las lesiones parecieron no afectar el desempeño del californiano, quien continuó ganando torneos al por mayor. Incluso después de la cirugía artroscópica, su dramático triunfo en el U. S. Open de 2008 y la segunda intervención a la que se sometió poco después de dicho torneo, regresó en 2009 para ganar seis eventos, aunque ese año marcó también el primero sin triunfos en un torneo major desde su primero, logrado en el Masters de 1997.

¿Qué esperar de esta recuperación?
Lo primero que debemos recordar es que Tiger ya no es el muchacho de los noventa y que este año cumple su 40º aniversario. Su recuperación ante las lesiones es más tardada, y su voluntad, seguramente, ya no es la misma que la de aquel golfista ávido por romper todas las marcas conocidas en el mundo del golf. De esta forma, habría que esperar para conocer su disposición hacia una recuperación total.

Por otra parte, aquél que ganó 32 torneos en el PGA Tour entre 1999 y 2003, y 31 más entre 2005 y 2009, ya no se está enfrentando a una generación de jugadores a los que tomó por sorpresa, mostrando un nivel al que ninguno de ellos podría haber aspirado. Los que hoy le compiten son mayoritariamente quienes eran apenas unos niños cuando Woods ya era el número 1 del mundo, y se inspiraron en su carrera para forjar la propia. Cuando inició su vida profesional, demostró que trabajaba más que nadie, tanto en su juego como en su acondicionamiento físico, pero hoy todos se preparan bajo los mismos estándares que él impuso desde sus inicios.

Ahora bien, también el tiempo nos ha demostrado que ningún jugador en las últimas generaciones, ha tenido la capacidad y el poder de recuperación que ha mostrado Tiger. Ese será siempre un punto a su favor en la disyuntiva que nos ocupa.

Pros y contras
Por el bien del golf, sería maravilloso que Woods se recuperara por completo y lo veamos ganar torneos compitiendo en su mejor nivel. Después del descubrimiento de sus incontables infidelidades en 2009, su posterior divorcio y la ausencia de victorias entre 2010 y 2011, se anotó tres triunfos en 2012 y cinco en 2013; en contraste, su desempeño en los siete torneos del año pasado en los que participó, dejó mucho que desear.

Para este 2015 veremos a un Tiger con un nuevo entrenador —Chris Como—, con un swing que deberá ser a prueba de lesiones, y con la ambición —esperamos— de un jugador al que todavía le quedan muchos años para seguir ganando, que desea fervientemente romper esa sequía de seis años y medio sin conseguir un major —el tan ansiado número 15— y quiere volver a poner su nombre en el punto más alto del ranking mundial.

Si esto llegara a suceder, el golf volvería a ser el tema principal en las portadas de revistas deportivas alrededor del orbe; ni más ni menos.

¿Contras? ¡Ninguno!

fdebuen@par7.mx