El hasta entonces presidente de la PGA de América, Ted Bishop, se convirtió en la última víctima de un suicidio social, a través de un tuit el pasado jueves, en el que llamó «Nenita» («Lil Girl») al golfista inglés Ian Poulter, tras éste criticar en un libro autobiográfico a Nick Faldo.
El texto, dirigido a Poulter a través de Twitter, decía lo siguiente:
«El récord de Faldo se sostiene solo. Seis majors y más puntos que nadie (en la Ryder Cup). ¿El tuyo contra el de él? Nenita»
Pocos días antes, Poulter público su autobiografía «No Limits», donde criticó a Nick Faldo —capitán del equipo europeo de la Copa Ryder en 2008— por llamarle «Inútil» a Sergio García. La crítica de Ian fue mucho más allá del comentario de Nick, pues dio a entender que todavía no aceptaba el fracaso de haber sido el único capitán perdedor del equipo en el presente siglo.
Bishop bien pudo haber criticado al polémico inglés de muchísimas otras formas, pero decirle Nenita, cuando estamos ante un mundo extremadamente sensible a la misoginia, a la discriminación y a la igualdad de sexos es, como mencioné, más un suicidio que una estupidez.
Por supuesto, las reacciones no se hicieron esperar. Aun y cuando removió el tuit dos horas después, el daño estaba hecho. El presidente de una asociación incluyente, que hace apenas unos meses anunció con bombo y platillo, al lado de la LPGA la creación del PGA Championship femenil, había insultado a alguien diciéndole Nenita. La PGA citó a una conferencia con el Consejo el viernes a las 16 horas y ninguno de sus 21 miembros votó por mantenerlo como presidente. Una hora después, el vicepresidente Derek Sprague le recomendó presentar su renuncia. Ted se negó y Sprague le dijo: «Te vas a arrepentir por ello».
A las 18:05, la PGA público la siguiente declaración: «El Consejo de Directores de la PGA de América votó por la remoción de Ted Bishop, el 38° Presidente de la PGA, de la oficina, por declaraciones insensibles publicadas en redes sociales el día de ayer. El Consejo considera tales declaraciones como inconsistentes con las políticas de la PGA.»
Como consecuencia de su despido, Bishop no será nombrado presidente honorario al término de su ejercicio, dentro de un mes, ni en adelante como expresidente de la organización para efectos de eventos oficiales. En pocas palabras, una salida vergonzosa por la puerta de atrás.
Todos sabemos del increíble poder que tienen las redes sociales, pero esa tremenda energía que parte de una plataforma que no tiene censura, puede llevar en su torrente comunicacional miel o sangre. Ya hemos podido constatar en innumerables ocasiones que en cualquier escena en un sitio medianamente público, o incluso en lugares privados, la grabadora o la cámara de un teléfono celular pueden llevar un secreto al escrutinio público, en cuestión de minutos.
Lo hecho por Bishop solo tiene dos vertientes posibles: una insensibilidad absoluta o una absoluta ignorancia. En ambos casos, a mi juicio, el castigo es merecido.
Tras el nuevo fracaso en la pasada Copa Ryder, y este dislate increíble de su presidente, la PGA tendrá que analizar muy bien sus próximos pasos, para evitar desprestigiarse ante sus 27 mil miembros.
fdebuen@par7.mx |
|