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Las cuatro estrellas del mejor major del año

Fernando de Buen



Rory McIlroy

Rory, un fuera de serie

Cuatro semanas, tres torneos y tres triunfos consecutivos, dos victorias en majors. Primero el regreso al número 1 del ranking mundial, y después su confirmación como el mejor jugador del planeta en la actualidad.

Con 25 años y 95 días de vida, Rory se convirtió en el tercer jugador más joven desde 1934 (año de la primera edición del Masters) que gana cuatro grandes; lo anteceden Tiger Woods (24 años y 202 días), Jack Nicklaus (25 años y 76 días).

Si bien los tres majors anteriores los ganó con cierta comodidad —el U. S. Open (2011) y el PGA Championship (2012) con ocho golpes de ventaja—y el más reciente Open Championship con dos—, en esta ocasión las cosas fueron muy diferentes. Salió al campo con uno de ventaja, pero al término de nueve hoyos, con recorrido parcial de 1 sobre par, su desventaja con respecto a los líderes era de tres golpes. Lejos de tener un desempeño como el que tuvo en el Masters de 2012 —donde un 80 en la ronda final esfumó sus esperanzas de triunfo—, en este PGA Championship reaccionó con un águila en el hoyo 10 —284 yardas con su segundo golpe, dejando la bola a 7 pies—, continuó con birdie en el 13 y prácticamente consolidó su victoria con otro birdie en el 17, tras golpear su bola desde el búnker a 149 yardas y dejarla a 10 pies del hoyo. Por primera ocasión, vino de atrás para ganar un grande.

Además, sus tres victorias consecutivas las obtuvo contra los mejores jugadores del planeta. Primero el Open británico, después el WGC-Bridgestone Invitational y luego éste. Tres grandes logros en igual número de oportunidades.

No obstante lo anterior, su regreso a la excelencia no fue cosa fácil.

Primero, el adaptarse los nuevos palos y pelotas de golf le tomó aproximadamente 18 meses; poco después, tomó la difícil decisión de romper su compromiso matrimonial con la tenista danesa Caroline Wozniacki —con quien llevaba una agitada vida social—, con el fin de dedicarle más tiempo y atención a su profesión.

Aunque algunos consideran que todavía es temprano para una afirmación de ese tamaño, yo podría asegurar que Rory McIlroy es el mejor golfista que ha surgido la escenografía mundial desde la aparición de Tiger Woods.

Phil, noveno subcampeonato en majors
Para el zurdo Mickelson, este campeonato también significó un importante retorno a las grandes alturas. Si bien no ganó —se quedó a un golpe—, este fue su primer top-ten del año, mismo que le ayudó para calificar a la Copa Ryder.

De nuevo, el zurdo dio una cátedra de juego corto y embocó al menos dos putts cruciales desde distancias considerables. En el hoyo final, haciendo un chip desde fuera de green, aproximadamente a casi 71 pies de distancia, estuvo a punto de embocar para empatar a McIlroy.

Sin duda, esta será una bocanada de aire fresco para el carismático jugador, con miras hacia las Copas Fedex y Ryder.

Rickie Fowler es de a deveras
Después de haber visto el desempeño de este jugador en los cuatro grand slam del año, ya he olvidado para siempre la comparación que hice de este golfista con el insoportable cantante canadiense Justin Bieber, hace ya muchos meses.

No me faltaba razón, pues en ese entonces, Rickie no había ganado torneo alguno en el PGA Tour, y distaba mucho de haber obtenido los méritos necesarios para gozar de tal popularidad, que fue más un producto de la mercadotecnia que de su propia capacidad como golfista.

A pesar de contar con una sola victoria —el Wells Fargo Championship de 2012—, Fowler ha mostrado en estos cuatro torneos una innegable madurez, sangre fría y capacidad, para lograr concluir en los cuatro grandes dentro de los primeros cinco lugares; empató el quinto en el Masters, empató el segundo en el U. S. Open, el Open Championship y empató el tercero en el PGA Championship.

La cuarta estrella del PGA Championship
Fue, sin duda el sueco Henrik Stenson quien, desde el sexto lugar —gracias a cinco birdies en los primeros nueve— tomó la delantera del torneo, poniéndole una emoción muy especial, con un juego tremendamente sólido y una impresionante actuación sobre el green, manchada solamente por haber fallado un corto putt en el hoyo 14, su único bogey de la ronda.

Ascendió ya al tercer lugar en el ranking mundial y, junto con Rickie Fowler, son mis favoritos para ganar un major en 2015… si Rory los deja.

¿Y Tiger?
Resulta difícil de entender pero, en esta ocasión, Tiger Woods no fue esencial para la brillantez de este inolvidable torneo. Con lo sucedido el pasado domingo, el golf de la actualidad ya no requiere de Tiger Woods como condición insustituible para que un campeonato sea enorme en desempeño y emoción.

No podría desear más su recuperación total, pues de ser así, podríamos ver de nuevo al mejor Tiger en contra de una mezcla de jóvenes y veteranos que lo admiran, pero ya le perdieron el miedo y están listos para disputarle uno o muchos campeonatos.

Mi carta a Santa
Un Tiger totalmente recuperado, disputando el partido individual definitivo por la Copa Ryder contra Rory McIlroy a finales de septiembre. ¿Se podría pedir más? Por supuesto, le voy a Europa (como cada dos años, desde que inició mi afición por el golf).

fdebuen@par7.mx