La segunda semana de enero de 2013, el mundo del golf amaneció con la noticia de que el mejor jugador de aquel momento en el ranking mundial, el norirlandés Rory McIlroy, acababa de firmar un acuerdo con la firma Nike por 10 años y una cantidad aproximada entre los 200 y 250 millones de dólares. Pocas semanas después, con el cambio de palos y pelotas iniciaría una profunda crisis que no solo lo quitaría del primer lugar de la clasificación, sino que además, lo insertaría en una encrucijada que habría de durar un año y medio. La mala racha de Rory despertó muchas sospechas acerca de su predominancia en el golf, aun a pesar de haber quedado en primer lugar en las listas de ingresos del PGA Tour y del Tour Europeo durante 2012, y de haber ganado dos torneos grandes, el U. S. Open en 2011 y el PGA Championship al año siguiente, ambos con una brutal ventaja de ocho golpes sobre el segundo lugar.
Después de algunos destellos con los que demostró que su regreso estaba próximo, el pasado fin de semana tuvo una soberbia actuación en el campo de Royal Liverpool, ganando en forma brillante el Open Championship, su tercer grande y, lo más importante, demostrando que el nivel de golf que lo posicionó como número 1 del mundo durante más de 30 semanas, ya está de regreso.
A sus25 años, se convirtió en el tercer jugador más joven en ganar tres torneos de grand slam, solo detrás de Jack Nicklaus y Tiger Woods.
Triunfando en el torneo más antiguo del mundo, Rory no solo sigue siendo un extraordinario golfista en todas las áreas del juego y conserva esa insaciable hambre de triunfo, sino que además tiene un manejo mucho más prudente de la estrategia en el manejo de sus emociones.
Lo primero que debió entender, es que para volver a ser el mejor golfista del planeta, lo primero es trabajar con el ahínco y la dedicación de quien ve en el golf la única oportunidad para salir adelante, y no como quien cuenta ya con una cartera suficientemente abultada para dejar millonarias a sus próximas tres o más generaciones de descendientes. En otros términos, entrenar mañana, tarde y noche y prepararse con la humildad de quien tiene que volver a aprender a ser grande.
Para ello, tuvo que enfocar todas sus actividades hacia el juego, sacrificando entre muchas otras cosas, la agitada vida social que tenía con su entonces novia, la extraordinaria tenista danesa Caroline Wozniacki, con quien incluso rompió su compromiso matrimonial para dedicarse a lo suyo. Por lo visto, también a la bella rubia le vino bien el rompimiento, pues ayer ganó el torneo de Estambul, después de nueve meses sin victorias.
Para diferenciar a McIlroy de los otros jugadores que han llegado al número 1 y no han podido sostenerse en el mismo por un lapso importante, vale la pena mencionar que él es el único que perdió su supremacía por una causa ajena a su nivel de juego, como lo fue el cambio de palos y pelotas de golf. Baste recordar que Tiger Woods sufrió durante algunos meses por la misma causa, y no le fue fácil regresar al máximo puesto del golf mundial, a pesar de que su mudanza de herramientas fue mucho más gradual que la del joven norirlandés.
Seguimos en la etapa más importante del año, en lo que a competencias se refiere, y es fácil pronosticar que en las próximas semanas habrá grandes duelos entre los mejores golfistas del orbe. En tres semanas inicia el WGC Bridgestone Invitational —como parte de los Campeonatos Mundiales de Golf—, una semana después se jugará el cuarto grande del año, el PGA Championship, e inmediatamente después, darán inicio los Playoffs del PGA Tour, el Tour Championship y, para cerrar con broche de oro, a finales de septiembre la Copa Ryder. Así las cosas, la agenda de los mejores del mundo estará muy ocupada, para beneplácito de nosotros, los aficionados.
Con un Tiger demostrando que su recuperación será más lenta de lo que se anticipaba, la competencia por el cenit del golf en el planeta estará muy cerrada, a pesar de que el actual ocupante, el australiano Adam Scott, sigue jugando extraordinariamente en la mayoría de sus torneos.
Cuatro europeos lo persiguen de cerca pero, desde el pasado domingo hay un nuevo número 2, quien sin duda será el adversario más peligroso del campeón 2013 del Masters: Rory McIlroy.
¡Bienvenido de nuevo, Rory! Eres una gran noticia para el golf.
fdebuen@par7.mx
Para divertirse: dos inmensos golfistas.
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