Esteban, Carlos y la victoria esfumada

Fernando de Buen

Esteban Toledo

La tarde de ayer, domingo, recibí un atento correo de mi querido amigo Carlos Bárcena, uno de los más apasionados golfistas que he conocido y un ávido lector y televidente de todo aquello que se relacione con nuestro querido deporte. Traigo a colación el tema, porque Carlos en este caso, representa a la perfección al aficionado promedio mexicano, preocupado por ese horrible síndrome del ya mérito, que tanto afectó a nuestro fútbol profesional y que ahora parece invadir a algunas de nuestras estrellas en el golf de paga. Bárcena hizo referencia a la debacle de Esteban Toledo en el Champions Tour el día de ayer pero, simultáneamente, se vivió un triste desenlace similar en el PGA Tour Latinoamérica, por parte del joven Mauricio Azcué.

La nota de Carlos menciona que Esteban «…no está preparado mentalmente para ir de líder y lograr un triunfo.» Después añade que el mexicalense se dejó impresionar por dos golpes afortunados del alemán Bernhard Langer —eventual campeón del torneo— y que eso causó las muchas fallas que registró durante el resto de la ronda.

Yo tendría que decir en defensa de Toledo, que por años ha estado alejado de una rutina alrededor de torneos en los circuitos de primer nivel, pero que además la victoria para él significa mucho más que un jugoso cheque, ya que no podemos olvidar que su estatus en la gira de veteranos de los Estados Unidos está condicionado a los resultados que obtenga durante el primer semestre. Lo que el cachanilla está viviendo podría asemejarse a una ronda final de la Q-School, donde algunos malos golpes podrían acabar con la esperanza de un sitio en la temporada.

Azcué, por su parte, salió como líder a la ronda final en Argentina y, en apenas cuatro hoyos, ya se había anotado tres bogeys, como anticipo a lo que sería una horrible ronda de 79 golpes. Si bien ya ha conocido la victoria en la Gira Negra Modelo, también es cierto que ésta era su primera oportunidad real de acceder al triunfo en el circuito con mejor nivel de calidad. Sin duda, la experiencia le habrá servido y lo demostrará en futuras ocasiones.

No le falta razón a mi amigo, pero tampoco puedo concedérsela en su totalidad. Si bien durante años nuestros deportistas profesionales le tuvieron pánico a la victoria, también está claro que muchos de ellos han logrado superar esa deprimente condición y han sido pródigos con el triunfo. No hay mejor ejemplo que el de Lorena Ochoa, quien hizo del primer lugar su sello personal y se mantuvo durante tres años como la mejor golfista del planeta. Tampoco podemos olvidar al Camarón, José de Jesús Rodríguez, quien fue el mejor jugador del Canadian Tour durante una temporada, o Sebastián Vázquez, el joven mexicano quien fue el mejor jugador en los pasados Campeonatos Mundiales Amateurs de Golf —celebrados el año pasado en Turquía— y quien, además reafirmó su calidad golfística y un temperamento especial al ganar en Panamá un torneo del PGA Tour Latinoamérica, durante su segunda aparición como profesional. Imposible descartar en estos ejemplos al del chihuahuense Óscar Fraustro, quien accedió al Web.com Tour este año, por haber sido uno de los cinco mejores del circuito latinoamericano el año pasado.

En lo que definitivamente tiene razón mi remitente, es en la necesidad inaplazable de que un jugador como Esteban Toledo se allegue de ayuda psicológica, pero a mí me parece que no sólo él, sino todos y cada uno de nuestros profesionales de golf —mujeres y hombres— deben añadir a su preparación técnica y deportiva el apoyo psicológico que, no sólo los prepare para forjar una mentalidad afín a la victoria, sino que además les ayude a hacer de cada una de las etapas de su rutina —desde los minutos previos de un entrenamiento en la mesa de práctica, hasta el último putt de un torneo— un sistema de alto rendimiento.

Estuvimos cerca de tener por primera vez en la historia, a dos mexicanos ganando sus respectivos torneos en giras internacionales de reconocido nivel. No se pudo y es una lástima, pero la presencia de mexicanos aumenta en el espectro mundial y, con ello, la posibilidad de que vivamos esta experiencia en un futuro próximo.

fdebuen@par7.mx