Ecos del Valero y San Antonio

Fernando de Buen

TPC San Antonio

El Valero Texas Open, al que asistí por una atenta invitación de la Oficina de Visitantes y Convenciones de San Antonio (San Antonio Conventions & Visitors Bureau, o SACVB), fue en este 2013, mucho más que un simple torneo del PGA Tour. De aquel campeonato que estuvo por años a la sombra de uno de los Campeonatos Mundiales de Golf (WGC por sus siglas en inglés), pasó de la noche a la mañana a convertirse en un torneo brillante, emocionante y muy competido.

Este evento, que por primera vez en años tiene fecha propia, y no es otra que la antesala del Masters de Augusta, atrajo la atención de muchos de los jugadores ya calificados al primer grande del año —sobre todo aquellos que viajaron desde Europa— con este fin.
El campo Oaks del TPC San Antonio, ya no fue la difícil aduana que en años anteriores hizo temblar a los jugadores del PGA Tour, pero tampoco fue un paseo por el parque; sus más de 7500 yardas siempre fueron un desafío a la precisión y el buen control de salidas y hierros medios y largos, para evitar caer en algunos de los profundos búnkeres del campo diseñado por el Tiburón Greg Norman, con la asistencia del español Sergio García.

Desde luego, es importante felicitar al flamante director de este torneo, Larson Segerdahl, quien estuvo durante seis años a cargo del Mayakoba Golf Classic —único torneo del PGA Tour en Latinoamérica— y es un viejo conocido de los golfistas mexicanos. El trabajo de Larson y su equipo demostró una madurez excepcional y, sin duda, lo veremos muchos años al frente de esta organización.

El golf fue, sin duda, lo mejor de todo. Las dudas que el número 2 del mundo, Rory McIlroy, había despertado, con respecto a una tardía recuperación están totalmente disipadas y, si el norirlandés no ganó, fue simplemente porque el campeón Martin Laird —quien tiró ronda final de 63, empatando el récord del campo— era imbatible. Rory terminó segundo y está más que listo para hacer un papel destacado en el Torneo de Maestros, esta semana. Todo parece listo para el gran duelo entre Tiger, Phil Mickelson, Bubba Watson, Dustin Johnson, Hunter Mahan, Luke Donald y el propio Rory, entre otras inevitables sorpresas.

De San Antonio solo puedo mencionar que en cada viaje me siento más atraído a esta mágica ciudad que crece y se extiende día con día, pero que conserva —sobre todo en el centro de la misma— un sabor mexicano incomparable. Su paseo por el Río, su cantidad interminable de centros comerciales, su oferta gastronómica, su íntima relación con el arte en todas sus formas, los juegos de los Spurs (para los fanáticos a la NBA) y, sobre todo, el crecimiento exponencial de su oferta golfística —de la cual trataremos más a fondo en una próxima oportunidad— la hacen un destino sumamente atractivo para nuestros golfistas. En esta ocasión, combinando con el trabajo periodístico y mi irremediable pasión por la fotografía deportiva, tuvimos la oportunidad de visitar los campos de golf de nuestro hotel anfitrión, el Hyatt en County Hill —27 hoyos en tres vueltas de nueve— y el campo Resort del Westin La Cantera, uno de los más famosos de la región y sede por algunos años del Valero Texas Open. Se me ocurre que combinar dos días o más de juego con el inevitable shopping, podría equilibrar la balanza de intereses familiares y convertir un viaje a esta ciudad en una experiencia memorable.

Para finalizar, solo un agradecimiento público al SACVB por su incomparable amabilidad, a su director de marketing, Andrés Muñoz —a quien no dejo de admirar su pasión por llevar a San Antonio a todos los sitios posibles, con especial creatividad— y a su equipo de ejecutivas excepcionales —Michelle, Tonya, Dee Dee Eva y Krystal— por su enorme simpatía y paciencia.

Habrá más de San Antonio, es inevitable.

fdebuen@par7.mx