No es fácil encontrarse con un respetable conjunto de buenas noticias y mucho menos en esta época, donde cada vez que se aparece una, podría ameritar una fiesta. Sin embargo, al golf mexicano le llegaron tres grandes noticias en el plazo de unos cuantos días, y lo más curioso es que todas vienen de un punto muy alejado en el planeta: Antalya, Turquía.
¿Qué pasó allí? Bastaría mirar superficialmente nuestro boletín para imaginar la respuesta: en Antalya se celebraron los Campeonatos Mundiales Amateurs por Equipos, Trofeo Espirito Santo en femenil y Trofeo Eisenhower en varonil. Fue durante los primeros días de estos eventos cuando nos confirmaron la primera gran noticia: tras una labor que duró más de siete años, México obtuvo la sede para estos Campeonatos en 2016, año que reviste especial importancia por coincidir con el regreso del golf a los Juegos Olímpicos. Para darnos una idea de lo que esto significa, podría ayudarnos el saber que esta competencia es bienal, que solo puede celebrarse en nuestro continente cada seis años y que está considerada como la competencia golfística amateur más importante del orbe, por el gran número de países que participan.
Aquí vale la pena darle el crédito a tres presidentes de la Federación Mexicana de Golf: César Verdes, cuyo Consejo inició los trámites y presentó la candidatura para los campeonatos de 2010, que terminaron siendo para Argentina, en su segundo intento; Fernando Ysita, quien oficializó la propuesta oficial para 2016 y, finalmente, para el actual presidente Jorge Kahwagi G., por cuya labor se aprobó la oferta mexicana.
México presentó a Cancún y la Riviera Maya como sedes, las que superaron a la candidatura de Bogotá, Colombia. La infraestructura está prácticamente lista y hay tiempo de sobra para organizar las mejores competencias de la historia.
Tengo fe que así será.
Nuestro equipo femenil —que históricamente ha sacado la casta por el país, como ha sucedido en casi todos los deportes en los que México destaca— ahora no tuvo su mejor actuación y a la selección formada por Marijosse Navarro, Regina Plascencia y Margarita Ramos, apenas le alcanzó para el lugar 18 entre 52 (+5, a 18 golpes de las campeonas coreanas); no es malo, pero sinceramente se esperaba más de ellas.
Fueron los hombres quienes dieron la campanada y vaya que el badajo pegó fuerte: segundo lugar mundial —el mejor resultado en 26 participaciones— y la primera medalla de la historia. El equipo fue formado por Sebastián Vázquez (D. F.), Rodolfo Cazaubón (Tampico) y Carlos Ortiz (Guadalajara), quienes terminaron con 19 bajo par, a cinco golpes del equipo campeón, los Estado Unidos. El torneo debió recortarse a tres rondas, debido a una suspensión de más de seis horas en la ronda del viernes. Participaron 72 países.
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Carlos Ortiz, miembro del equipo mexicano, abraza al entrenador nacional y colaborador de Par 7, Santiago Casado (USGA/Steve Gibbons). |
Pero eso no es todo, porque dejamos otra estupenda noticia para el final: Sebastián —nuestro mejor amateur en los últimos dos años— ganó el torneo individual, convirtiéndose en campeón del mundo y, para darnos una idea del tamaño de su hazaña, superó por un golpe a Chris Williams (EU), el amateur mejor clasificado del planeta. El joven del Club de Golf México ya había declarado con anterioridad que al término de este torneo se insertaría en el profesionalismo y no hay duda de que tiene un futuro promisorio en esta complicadísima carrera como profesional de gira. ¡Enhorabuena para él y la mejor de las suertes!
Buenas noticias, aires de optimismo que alientan al golf nacional y son signo de que hay avances en la generación de nuevos valores; pero también el firme compromiso de mantener los estándares tan altos como sea posible, para alcanzar una meta que hoy parece inaccesible: tener representación en ambas ramas en la Olimpíada de Rio de Janeiro.
fdebuen@par7.mx
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