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Óptimo rendimiento

El zen en los deportes

Dr. Alejandro Gómez Cortés


No deja de sorprendernos que en cada Olimpiada o contienda deportiva importante se rompan marcas que ya considerábamos insuperables. Es un hecho que se ha avanzado en conocimientos de nutrición, fisiología, tecnología deportiva y hasta en la selección de las personas más aptas para las diversas actividades. A la par, observamos que la vida profesional del atleta de alto rendimiento se reduce, se retira con más lesiones y la mayoría de las veces frustrado al no saber enfrentar el retiro. Supongo que la causa de ello es la mercantilización del deporte y un descuido en el entrenamiento psicológico, que la mayoría de las veces, cuando se da, se reduce a programas motivacionales que pueden trastornar las razones genuinas del juego y la espontaneidad del jugador.

En el siglo XVI, en oriente, cuando las prácticas marciales con arco, espadas y puños resultaron obsoletas ante las armas de fuego, tomaron otro camino gracias a la influencia del zen (en japonés), Chan (en chino) y se transmutaron en arte; fue así que el kyujutsu (la técnica del tiro con arco) se transformó en kyudo (el camino del arco), el kenjutsu (la técnica de espada) en kendo (el camino de la espada) y así ocurrió con otras prácticas, algunas no marciales, como la ceremonia del té (shado) y la caligrafía (shodo). La terminación do, aunque intraducible, significa más o menos camino en el sentido de realización personal, de autoconocimiento a través de la práctica.

El zen se ha introducido a nuestra cultura la mayoría de las veces de manera poco comprendida y banalizada, sin embargo, se aprecia su influencia en la arquitectura minimalista y en la pintura de Miró. Éste término también resulta intraducible, se puede experimentar mas no explicar. Intentaré de alguna forma, compartir algunos conceptos que en lo profesional me han sido útiles con personas que me solicitan un entrenamiento en alto desempeño y que he podido comprobar en mi propia persona. He practicado Wing Chun (arte marcial chino introducido a occidente por Bruce Lee) durante más de treinta años con diversos maestros, actualmente con sifu (maestro en chino) Yip Pui de Hong Kong y sifú Héctor Becerril, de México; y cinco años Kyudo con sensei (maestro en japonés) Alí Zolfhagari de Irán, todos ellos ejemplos vivos de la esencia del zen.

Como práctica, la atención a la respiración abdominal, como ya ha sido explicada en otros artículos es el basamento técnico de la práctica zen, es el vehículo para la elevación de la conciencia, adquirir el control de la propia vida e intensificar la percepción propia aprendiendo a vivir en el presente. Como dice una máxima budista: «Mientras lo que hagas en el presente sea exactamente lo que estás haciendo en ese momento y nada más, eres uno contigo mismo y con lo que estás haciendo». Mushin es un término japonés que literalmente quiere decir no-mente y en las artes japonesas se refiere al estado que debe guardar el actor para que sea capaz de separar la actuación de todo pensamiento que pueda interferir, y así lograr que la acción se presente libre y sin inhibiciones. Lo complementa otro concepto: mushotoku, sin intención alguna, sin espíritu de logro, es hacer exactamente lo que se sabe hacer, donde saber y actuar se convierten en uno y en lo mismo. Si se está en una contienda y la mente está en vencer al contrincante o acertar a la diana con la flecha, esto actúa como un obstáculo para que se desarrolle el acto en plenitud. «Cuando un ojo está fijo en la meta, solo queda el otro para encontrar el camino». El atleta que se impone una meta se aleja del proceso mismo y no permite que la técnica largamente aprendida se manifieste de manera espontanea, intuitiva. Aprendemos gracias a la mente pero esta es un obstáculo en el momento mismo de la acción.

Dentro de los estilos marciales de pelea se reconoce que el golpe de Wing Chun es el más poderoso. En ésta técnica, no se practica frente a un punching bag, sino que se golpea un bloque de algodón o el agua contenida en una tina; esto permite que el puño penetre más allá del límite que le impone el costal y la mente lo asimila de la misma manera; por otra parte, entre más relajado se esté el golpe resultará más veloz y más potente. En ésta disciplina no existen las fintas ya que éstas revelan una intención y una dirección que inmediatamente es aprovechada por el contrincante.

Desde la visión del zen toda contienda, aún cuando se trate de una pelea, es un encuentro consigo mismo, una oportunidad para descubrir nuestros temores, inquietudes, reacciones y hábitos y transferir éste conocimiento a la vida diaria. Dice una máxima samurái: «Todo hombre que ha alcanzado la maestría en algún arte, lo revela en todas sus acciones». Todo en el zen es como una paradoja, entre menos se desea más se consigue, a menor esfuerzo más fuerte y rápido se es.

El sitio en donde se practican las artes marciales se llama Dojo lugar de esclarecimiento, es como un microcosmos en donde no hay oponentes, sino camaradas dispuestos a ayudarnos a que nos comprendamos más plenamente. Cualquier sitio en donde nos encontremos puede ser nuestro dojo, sea el trabajo, el gimnasio e incluso la calle si voluntariamente le conferimos esta cualidad, y cualquier actividad puede convertirse en una práctica zen si uno se mantiene consciente de las propias reacciones internas. La clave está en el ejercicio constante de la percepción, de la vigilancia de la mente y del relajamiento del cuerpo. Si aplicamos los principios del zen, nos liberamos de la preocupación, de la tensión y de la ansiedad acerca del ganar o perder. En el kyudo como en otras prácticas zen, el verdadero blanco al que debe dirigirse la flecha es la liberación del yo.


Instituto Mexicano de Medicina Psicosomática
Institución Médica especializada en el tratamiento, enseñanza e investigación de los procesos mentales sanos y patológicos.

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Dr. José Juan Sánchez Báez / Director de procesos

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