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Óptimo rendimiento

El óptimo rendimiento no está lejos

Dr. Alejandro Gómez Cortés


A petición de nuestros pacientes lectores, en éste número quisiéramos responder a preguntas, comentarios y dudas que hemos recibido de las lecturas anteriores, dándoles de antemano las gracias por sus sugerencias.

Cuando hablamos de óptimo rendimiento no nos referimos al desarrollo de habilidades especiales fuera del alcance de cualquier persona sino a las condiciones ideales de salud física y mental para que cualquiera pueda vivir una vida más plena, de modo que las técnicas e ideas que sugerimos (aunque con variantes específicas) son muy semejantes a las que utilizamos en el tratamiento de padecimientos psicosomáticos como la migraña, la ansiedad, el déficit de atención, etc., ya que el propósito es aprender a utilizar los recursos naturales de la mente y el cuerpo de la manera más adecuada posible.

El punto central a tratar es el dominio eficaz de la atención en cuanto a calidad, sostenimiento y orientación, nos referimos a esa propiedad de la conciencia capaz de dirigir todos nuestros recursos e intenciones en una sola dirección, hacia un solo objetivo. Pudiera parecer simple, pero no lo es, ya que la atención —como cualquier función de la mente— tiene una historia formativa particular en cada uno de nosotros, dependiendo de las expectativas e intereses del entorno familiar y social. Así como un microscopio puede estrechar o ampliar su campo de visión, asimismo funciona la atención. En nuestros tiempos predomina y se estimula casi exclusivamente la inteligencia racional, por lo que se han privilegiado las formas de atención de foco estrecho (narrow focus), como se les ha llamado, ya que resultan más eficaces para resolver problemas lógicos y habilidades constructivas, pero esto ha limitado la eficacia de las formas de foco abierto (open focus) íntimamente relacionadas con la inteligencia intuitiva y la creatividad, necesarias en el deporte y el arte.

La ansiedad y la depresión están rápidamente ocupando los primeros lugares entre todas las enfermedades incluyendo las cardiovasculares, ya que las personas no saben cómo relajarse para lo que se requiere un foco amplio, además de que asociamos la atención de foco estrecho con actividad, productividad y eficiencia y la de foco amplio con inactividad, improductividad e ineficiencia.

Hemos insistido en que la vía regia, si no es que la única, para entrenar esta capacidad es por medio de los ejercicios respiratorios que hemos explicado en su forma elemental en anteriores números (los invitamos a consultarlos aquí), ya que la condición rítmica de los movimientos respiratorios está íntimamente relacionada con los biorritmos del organismo en general y, además, porque al respirar el cuerpo y la mente establecen una comunión difícil de lograr mediante otras técnicas. La pretensión es lograr el estado, es decir: los contenidos del pensamiento, tono muscular y condición emocional adecuados para el desempeño de la tarea que se pretenda. La voluntad es el motor principal para sostener el progreso en éste entrenamiento, es la formadora del carácter, del temple, de la fuerza de voluntad necesaria para el trabajo, el estudio, el deporte y el enfrentamiento con la vida en general. El practicante pronto se ve recompensado por su esfuerzo, ya que las tareas diarias le resultan más sencillas y placenteras, además de otros beneficios como un mejor control de impulsos, calidad en el sueño y tolerancia a la fatiga.

La práctica constante y concienzuda de la atención al cuerpo en el acto de respirar, desarrolla habilidades que en el Instituto Mexicano de Medicina Psicosomática (IMMP) hemos identificado y nombrado en cuatro niveles (verificables por sistemas poligráficos como electroencefalografía, respuesta electrodérmica y temperatura corporal entre otros), estos son: emergente, inestable, sostenido y consolidado. El practicante se percata rápidamente de la dificultad para mantenerse ajeno a ideas intrusivas y a estímulos tanto internos como externos; es aquí donde se pone a prueba la voluntad, si se persiste en la tarea, en los niveles intermedios las ideas sin control voluntario persisten pero ya no se reacciona automáticamente a ellas y, de continuar hasta el último nivel, es posible lograr la totalidad de la conciencia en el cuerpo, a la vez que se elimina todo pensamiento crítico o perturbador; de ésta manera toda la actividad mental queda supeditada a la experiencia corporal, y toda acción se interioriza como experiencia somática, es decir: en el cuerpo y por el cuerpo. Solamente de esta manera se tienen cambios significativos, ya que al dejar fuera la conciencia reflexiva, el movimiento es transformado en acto voluntario, interiorizado y asimilado libre de conflictos y exigencias desmesuradas, es a lo que llamamos conciencia de sí mismo corporal.

En el próximo artículo abundaremos acerca de las técnicas respiratorias y la manera de incorporarlas paulatinamente a diversas actividades cotidianas como comer o caminar.


Instituto Mexicano de Medicina Psicosomática
Institución Médica especializada en el tratamiento, enseñanza e investigación de los procesos mentales sanos y patológicos.

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Dr. Alejandro Gómez Cortés / Director Médico
Dr. José Juan Sánchez Báez / Director de procesos

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