Reflexiones tras Mayakoba

Fernando de Buen


Esteban Toledo

El pasado fin de semana se celebró, con mucho éxito, la sexta edición del Mayakoba Golf Classic, en el espectacular campo El Camaleón de la Riviera Maya. Cuando esta revista llegue a tus manos, querido lector, ya estarás enterado de los pormenores y del inesperado final. Sin embargo, lo que motiva esta editorial no es el cúmulo de tantas emociones domingueras, sino los resultados demostraron nuestros golfistas en el torneo del PGA Tour.

Participaron un total de siete jugadores mexicanos, número sin precedente en la historia de este torneo. Calificaron el Camarón Rodríguez, Óscar Fraustro, Óscar Serna, Armando Favela, Pepus Trauwitz, Alejandro Muñoz y, finalmente, Esteban Toledo, quien asistió como invitado especial.

Que Esteban haya sido el mejor mexicano en el torneo —empatando en el lugar 34, con 3 bajo par— no debe parecernos extraño, debido a su muy amplia experiencia como jugador activo del tour durante poco menos de una década. Lo que sí contrasta con los demás, es que el propio Esteban no está pasando por su mejor época como golfista y ha sido ampliamente superado por sus pares en los torneos de la Gira Negra Modelo (GNM).

Que José de Jesús haya sido el otro mexicano que pasó el corte, a pesar de que su desempeño estuvo muy por debajo de su capacidad, tampoco debe extrañarnos, pues es el mejor jugador mexicano de la actualidad y comprobó el año pasado —con su destacado primer lugar en el Tour Canadiense en 2011— que el fogueo internacional le ha servido para enfrentar estos desafíos. Su lugar 55, al término del torneo, al menos nos consuela.

Lo que no acaba de convencerme aún es el papel que hicieron los demás mexicanos quienes pertenecen a una generación donde casi todos tienen estudios universitarios y que debería estar preparada para competir con mejores resultados en giras profesionales internacionales.

Es cierto que la preparación del campo es mucho más exigente que las que suelen encontrar en la GNM, pero no justifica por completo a tan pobre desempeño. Veraz es también que competir al nivel del PGA Tour, aún y cuando no estén presentes sus mejores jugadores, no resulta sencillo. Sin embargo—aún bajo las más exigentes condiciones—, los números son casi ominosos: Fraustro y Favela con 7 sobre par, Serna +13 y Pepus +15 (Alex Muñoz, +9, es el primer profesional del Yucatán Country Club y se cuece aparte, por no tener actividad cotidiana en la GNM).

He tenido la fortuna de conocer razonablemente bien a estos golfistas y, en muchos casos, verlos jugar o hasta compartir algunas rondas con ellos. Me consta que tienen madera para competir al nivel de estas exigentes giras. ¿Qué provoca entonces que se desenvuelvan en un nivel inferior, ya no al de la competencia sino al de sus propias capacidades?

Muy probablemente se trate de su acondicionamiento psicológico y una débil resistencia a la presión que pueden llegar a ejercer sobre ellos este tipo de torneos. Se trata de eventos a los que no es fácil acceder, y por lo mismo, son fábricas de grandes ilusiones. Al saberse parte eventual de este privilegiado field, el golfista —inevitablemente— produce sueños de éxito e imagina que está ante la puerta al paraíso.

Pero cuando llega el día de la verdad, sale a jugar y se encuentra con el primer bogey, el segundo y uno más. Uno fue por un mal tiro, otro por una mala decisión, el tercero por desesperación. Nada de esto estaba en su programación y la vuelta repentina a la realidad se siente como el impacto de un enorme mazo en la cabeza… y en el corazón.

Si tan sólo el error se tradujera en un golpe solitario, las cosas tendrían remedio, pero cada uno de estos malos pasos atrae pensamientos negativos que, durante el resto de la ronda suelen traducirse en estrés, el estrés en tensión muscular y esta en malos golpes.

Después de su brillante victoria en el Accenture Match Play Championship —torneo paralelo al de Mayakoba, que reunió a los 64 mejores golfistas del planeta—Hunter Mahan mencionó: «Si piensas en el futuro, serás derrotado». Creo que una frase tan sencilla como ésta, envuelve en gran medida la realidad de nuestros golfistas.

Aprender a programarse para ejecutar un golpe a la vez, reconociendo la propia capacidad y sabiendo cómo dejar atrás los malos momentos, es una de las grandes claves del buen desempeño golfístico.

Ojalá se acercaran con nuestro con nuestro especialista, el doctor Alejandro Gómez, experto en esos menesteres.

fdebuen@par7.mx