Para Bill Haas, el Tour Championship y la Copa Fedex

El golpe del año

Par 7. Redacción

No ganó en el año. Tuvo dos bogeys en los tres hoyos finales, comenzó el torneo en el lugar 25 de la Fedex Cup y ni siquiera consiguió un sitio por méritos propios en la Copa Presidents de noviembre próximo, pero ahora es el mejor jugador del PGA Tour. Eso sí, hizo un golpe que recordará el resto de su vida, gracias al cual es ahora 11.44 millones de dólares más rico.
Pero para tener la oportunidad de ejecutar ese golpe, Haas debió ser cobijado por la diosa Fortuna. En los hoyos finales, muchos de sus oponentes pudieron ganar la Copa Fedex en hoyos reglamentarios. Luke Donald compartió el tercer lugar, si lo hubiera conseguido para él solo, se habría llevado el trofeo. Jason Day estuvo muy cerca del desempate por el campeonato y llevarse el máximo trofeo de la temporada, pero en su intento por ganar, cerró con dos bogeys. Webb Simpson, quien llegó al torneo encabezando la polémica lista de puntos, solo habría necesitado empatar en el lugar 18 entre los 30 participantes para mantenerse como el número 1; terminó en el 22, profundamente decepcionado. Mahan tuvo incontables oportunidades de birdie durante la ronda, pero las desperdició casi todas.

Fortuna no descansó allí, pero exigió al hijo de Jay poner un poco de su parte. En el primer hoyo de desempate, en el difícil hoyo 18 de East Lake —par 3 de 235 yardas— su bola golpeó la pared frontal de la grada y rebotó para descansar en una zona de pasto alto, pero muy pisada por el público, lo que le permitió ejecutar un segundo golpe más cómodo —y extraordinario, vale aclarar— salvando el par para continuar la definición.

Al hoyo siguiente, el 17, par 4, vino el golpe increíble. El segundo de Haas, desde el búnker derecho del fairway, salió un poco jalado y, tras picar en la orilla izquierda del green, bajó por una loma se dirigió suavemente hacia el lago, reposando en la orilla, con la mitad de la bola sobre la superficie del agua. Al ver lo sucedido, Mahan quiso asegurar su golpe, pensando que el par sería suficiente para el triunfo, así que busco una zona segura en el green y la encontró a 25 pies de la bandera. Para Bill era todo o nada; dentro del infortunio por el mal golpe, su bola estaba en una posición poco común, difícil, pero no imposible. Así que sin mucho que pensar, con el pie derecho en el agua, tomo su sandwedge y la golpeó como si hubiese querido hacer una explosión en el bunker, para su sorpresa y la de todos, la bola se elevó de inmediato, recorrió el camino hacia la bandera y aún con un backspin sacado de quien sabe dónde, se detuvo poco después de rebasar la bandera, dejándose un putt de menos de un metro de largo. Un más que sorprendido Mahan trató entonces de embocar pero, al igual que en todo el día, no lo consiguió. Requirieron de un tercer hoyo.

Fueron al 18 de nuevo, pero en esta ocasión Bill no buscó la bandera y se mantuvo del lado izquierdo, dejando su bola en la parte trasera del green. Hunter abrió su golpe al bunker del lado derecho. Desde allí su bola se pasó de la bandera, dejándose un putt de 15 pies. Haas eligió su putter desde la orilla y ejecutó un buen golpe, dejando su bola a un metro del hoyo. Hunter falló su intento y Bill aprovechó la oportunidad para llevarse el último torneo de los playoffs y, de paso, la Copa Fedex, con todo y los diez millones de dólares que la acompañan.

La cereza del pastel fue la invitación de Fred Couples —capitán de la escuadra estadunidense—, para que Bill ocupe la última plaza disponible para la Presidents Cup. Sin duda esa decisión será un gran aliciente para uno de los vicecapitanes del equipo, Jay Haas, padre de Bill.

Tras tantas sorpresas positivas para su elegido, la diosa Fortuna decidió descansar.

«Soy muy afortunado. Esto es demasiado increíble.»

Bill Haas

«Pensé que había ganado en el segundo hoyo del playoff y entonces él tira su bola desde el agua y la deja a 2 pies. Así que me pareció que él estaba destinado a ganar.»

Hunter Mahan